Mercedes Milá acaba su programa Scott y Milá en Movistar. Se estrenan los últimos capítulos cada jueves y hay que promocionar la TV de pago. Lo hace desde su Instagram de 200 mil followers. La catalana de familia buena, los Milá de la casa Milá de Gaudí, sabe llamar la atención: diciendo que se mea en la ducha, se caga en el mar o poniendo a parir a Carles Puigdemont en La Sexta. Hoy tocaba cambio de look. Pelo azul.
No como el azul de este digital EN Blau sino como un producto para hacer brillar el pelo blanco. La cana amarilla hace fea. Se lo ha hecho en su peluquería de siempre en Menorca. La Nou nou es un centro de estética cerca del puerto de Mahón donde la Milá hace años que se corta el pelo. En septiembre, en pleno confinamiento, decidió hacer como el diablillo y ponerse cola roja. Ahora la blanquean.
La septuagenaria y popular ex de GH explica: "Mi padre tenía pelo blanco como la nieve recién caída pero el mío es de rata desde que abandoné el tinte y disfruté a manos llenas de esa libertad. Ahora, a punto de empezar un nuevo trabajo he despertado de blanco". Entre el tinte blanco y la cana bonita. Un difícil equilibrio. La Milá nunca se ha caracterizado por el equilibrio. Ella es como La Pedrera del Passeig de Gracia pagada por Pere Milà, el hermano de su abuelo: un trencadís de colores.