Hasta los mayores artistas pueden tener momentos en los que el final prematuro de su carrera es una opción viable, y en el caso del “actor fetiche de Christopher Nolan”, también conocido como Michael Caine, no es la excepción. Finalmente, después de 90 años de vida y unos pocos menos de carrera, el actor ha tomado la decisión de alejarse de las cámaras de grabación, pero no es la primera vez que esta decisión pasa por su mente. Hace más de 30 años, cuando tenía 58, estuvo a punto de decirle adiós definitivamente a la actuación.
Michael Caine describió un momento muy específico de su carrera, ese que llamó “la zona desconocida en la que las luces de la fama van apagándose y todo empieza a parecer sombrío”, y el sentir que estaba entrando en esta etapa de su carrera fue sin duda algo desolador. Los guiones empezaban escasear, y esto le llevó a trabajar en una película con Steven Seagal, una producción que no salió demasiado bien.
“En Tierra Peligrosa” fue la película que Michael Caine pensó marcaría su final
Cuando Caine aceptó el papel, sabía que las cosas podrían salir mal, no porque fuese malo trabajar con el experto en artes marciales Steven Seagal, sino que él considera que rompió la regla de oro de las películas malas: “si vas a hacer una mala peli, al menos hazla en un lugar estupendo”, y Alaska no era la mejor opción en este caso. Michael Caine dejó bastante claro que trabajar con Steven Seagal fue una buena experiencia, pero no el resto de la producción, que fue el inicio de lo que el artista pensó que era el fin de su carrera. Después de 'En Tierra Peligrosa', Michael Caine decidió volver a su conocido personaje, Harry Palmer, donde grabó dos películas consecutivas que funcionaron fatal, y considera que es la peor experiencia de su carrera. Fue aquí donde casi tira la toalla con el cine, pero tomó una decisión que salvó su carrera y su pasión por seguir actuando.
Volver a Estados Unidos para trabajar en 'Blood & Wine' fue lo que salvó a Michael Caine
Cuando Caine estaba en las últimas, apareció la mezcla correcta en el momento correcto. Se presentaron frente a él Jack Nicholson y el director Bob Rafelson con el guión de “Blood & Wine”, que sería grabada en el país, y Michael Caine lo consideró “tentador”, así que accedió, y fue fácilmente una de las mejores decisiones de su vida. A pesar de que la película no fue un éxito comercial, considera que fue un éxito para sí mismo, porque le devolvió la fe en la industria y además le mostró el talento joven que le precederían. Mencionó algunas figuras, como Jennifer Lopez, Scarlet Johansson, Sandra Bullock o Christian Bale. El resto es historia, pues ya vimos cómo gracias a todo esto su carrera se alargó varios años más.