El cine de Hollywood tiene una saga familiar muy famosa: los Douglas. Una leyenda iniciada por Kirk, estrella del séptimo arte de los años dorados de la industria y que murió con 103 años, el récord de longevidad del sector. Su hijo es Michael, intérprete de películas premiadas y famosísimas como "Wall Street" o "Alguien voló sobre el nido del cuco", galardonadas con Óscars. Y por último, en un peldaño mucho más bajo, tenemos a Cameron, hijo del segundo y más conocido por sus problemas con las drogas y la justicia que por otras cuestiones. En todo caso, es una familia con el cine incorporado en la sangre.
La carrera de Michael ha experimentado una bajada notable. A sus 78 años participa en proyectos menores, a menudo prestando sólo su voz a personajes de cintas de superhéroes. Sorprende teniendo en cuenta que siempre ha sido uno de los hombres más atractivos de la pantalla. Casado con Catherine Zeta Jones (53), con la que continúa ligado a pesar de la grave crisis que sufrieron hace 8 años, su aspecto es el de un hombre mayor, envejecido, acorde a su edad. No sería anormal si no estuviéramos tan acostumbrados a ver a estrellas mediáticas de primer orden que han pasado por quirófano para hacer ver que son mucho más jóvenes. Algunas operaciones de estética dan auténtico miedo, son destrozos. Él no se empeña en esconder el paso del tiempo, más bien lo contrario. Como mucho se arregla un poco para ceremonias como los Globo de Oro, pero hasta aquí. Ni un minuto más de la cuenta delante del espejo.
Este puente de Todos los Santos Michael ha estado en París disfrutando de la capital francesa. Y no, no ha pasado desapercibido, claro. Aunque no lo encontremos como protagonista en las carteleras actuales sigue siendo una figura internacional. Ahora bien, si te lo encuentras de frente te tienes que frotar los ojos para asegurarte de que estás ante el de New Jersey y que no se trata de un doble muy conseguido. Uno que de hecho parece nada preocupado por lucir un look arreglado y elegante. No. En las imágenes que han captado los paparazzis franceses lo vemos dejado, con una melena que bien podría pasar por un peluquero. Lleva unas gafas de sol que hacen de diadema para sostener el cabello desteñido, que po el efecto del viento está alborotado. La mueca tampoco ayuda. Total, que va hecho un pequeño cuadro, las fotos no son nada favorecedoras. Parece Boris Johnson, salvado las distancias.
El actor y productor pasea por una exclusiva zona de la ciudad en la que hay coches de lujo y terrazas de mucha clase. Un escenario en el que los más esnobs se tunearían al máximo, cosa que él no hace. Está por encima de estas cuestiones, o eso parece. La gente sentada en las cafeterías lo mira de reojo, alucinados. Incluso hay quien se atreve y le pide una fotografía. Y él accede a las peticiones. Se siente a gusto con su yo, su estampa. Ha superado aprietos vitales realmente importantes, como aquel cáncer de garganta que amenazó su vida. El qué dirán no le preocupa, le resbala. Y se nota. Ahora bien, nosotros como aficionados al cine y a sus películas no podemos más que sorprendernos de los efectos del tiempo en las estrellas de toda la vida. Y estas instantáneas son un buen ejemplo. También vídeos que sube a la red.
Michael Douglas keeping it real. pic.twitter.com/PY9E6zcqSm
— Doris from Worthing (@from_doris) November 2, 2022
El lobo se ha hecho grande y su pelaje es el propio de un veterano líder de la mandada. Sin aditivos, sin disfraces. Michael Douglas hasta el final de sus días. Y viendo el legado familiar, todavía le quedan algunas décadas en este mundo. Ojalá.