Cuando Michael Robinson fichó por Osasuna de Pamplona se pensó que 'Osasuna' era una ciudad. El jugador inglés llegó a España sabiendo sólo cuatro palabras para ir por la vida: 'hola', 'adiós', 'gracias' y 'cerveza'. Ahora, treinta años después, sabe muchas más. Tantas que incluso se ha quedado a vivir en el país desde hace ya una pila de años. Cuando su carrera futbolística acabó, se dedicó a la comunicación. Su ironía británica, sus conocimientos, el dominio del medio y un atrevimiento delante de los micrófonos poco característico de los jugadores de fútbol han hecho que lleve mucho tiempo ganándose la vida como presentador y comentarista deportivo.
Tertuliano de las retransmisiones de Movistar+, el momento más complicado que tuvo que comentar en directo fue cuando decidió comunicar a la opinión pública que está luchando contra un cáncer. En el programa de Carles Francino, Robinson se abrió en canal al reconocer el fatal diagnóstico contra el que hace frente desde hace un tiempo: "El cáncer puede matarte una vez, pero no todos los días", ha asegurado en una entrevista para el diario ABC, donde también ha revelado que desde que lo supo, ha llorado sólo dos veces, una al ver llorar a su mujer y la otra, al recibir numerosas muestras de apoyo y ánimos.
Le preguntan qué hubiera sido de no haberse dedicado al fútbol. ¿Político, quizás? Ni hablar: "Hay personas que me dicen que debería haberme dedicado a la política, pero no me hubiese gustado. Están todo el rato discutiendo. No hay vocación de ser un sirviente del pueblo. Estamos en un mundo binario, no hay matices". En este punto la cuestión catalana toma protagonismo. Robinson lamenta que durante mucho tiempo no hubo demasiado diálogo desde Moncloa. Y lo compara con Cameron y Escocia: "Cuando ofreció el referéndum me pareció un alarde de democracia porque el partido independentista escocés había ganado casi todos los escaños. Era un mandato tan abrumador que Cameron no podía ignorarlo. Pero este no es el caso de Cataluña". ¿Por qué, según él? " Es que ahora mismo ni la mitad de la gente vota a favor de eso. Hasta plantear un referéndum hay un trecho".
El 1 de octubre Robinson estaba en el Reino Unido: "Ese día fue terrible para España. Me dolió mucho ver la BBC y ver lo que pasó, fue un desastre. Pero eso no me vale, me valen unas elecciones legislativas". Sin embargo, el comentarista cree que nunca habría una mayoría de voto independentista que haga actuar al Gobierno. No le salen los números, ni le quieren salir: "Yo no me puedo ni imaginar emocionalmente, ni por un momento, una España sin Cataluña. Me gustaría una Cataluña que encontrase la situación en la que estar feliz dentro de España". El jugador hace una reflexión final sobre los motivos que impelen a los independentistas a serlo: "¿Hasta qué punto están en contra de España o en favor de Cataluña? Muchas veces sabemos lo que no nos gusta, pero no siempre sabemos lo que nos gusta. Es muy fácil decir: «Joer, qué casposa es España». Pero le dices: «¿Tú quieres tener un país independiente?». «Bueno, no he dicho eso, eh»".