Miguel Ángel Revilla es uno de los hombres que más a menudo sale en televisión. El Presidente de Cantabria es el tertuliano favorito de Atresmedia, aunque no le hace un feo a la competencia. ¿Quieres anchoas? Llama a MAR. ¿Quieres hablar de los escándalos de la monarquía? Llama a MAR. ¿Hay que atacar a los indepes? Llama a MAR. ¿Algo relacionada con el coronavirus? Llama a MAR. Sirve para todo.
Esta fin de semana su protagonismo ha sufrido una bajón. No le hemos visto en ninguna cadena, pero sí en las redes sociales, donde es el hazmerreír por una comparecencia pintoresca y en la que quedó a la sombra de personajes inesperados. El mandatario visitaba el Parque Nacional de Cabárceno, un entorno natural maravilloso.
Mientras atendía a los medios con su palique y una curiosa forma de llevar la mascarilla, las miradas se desviaban a lo que pasaba a sus espalda: dos avestruces hacían su 'cameo'. La red se parte de risa.
¿Pero que maravilla es esta? Revilla atendiendo a los periodistas con un avestruz detrás. pic.twitter.com/PIeszMB5JG
— Ricardo Jesús. ���������������� (@RicardoJRecio) 23 de mayo de 2020
Revilla da una rueda de prensa junto a una Cayetana Álvarez de Toledo algo desmejorada. pic.twitter.com/qfXW4XuvK9
— Jan Moixó���� (@CapitaJanMoixo) 24 de mayo de 2020
- Señor Revilla, tiene la mascarilla mal puesta.
— CELESSON (@chemapizca) 23 de mayo de 2020
- Yavestruz, qué problema. pic.twitter.com/SZHcE48Xwr
Revilla y el avestruz con náuseas, el musical. pic.twitter.com/XpnaFosrR3
— Luka (@LukaBanjah) 23 de mayo de 2020
Muchas veces la realidad es maravillosa. No se que coño estará diciendo Revilla, pero el avestruz no se cree nada.
— Guillermo Martorell (@GuillermoMarto1) 24 de mayo de 2020
Muy fan del avestruz ❤❤❤❤💗 pic.twitter.com/CstdjKj7CV
El vídeo es hilarante. Pero me indigna que Revilla no le ofrezca al avestruz ni una mísera lata de anchoas. No tiene corazón. https://t.co/G9B22Hkl8z
— Luis del Pino (@ldpsincomplejos) 24 de mayo de 2020
La naturaleza se abierto camino durante el coronavirus. Pero nadie (y Revilla, todavía menos) pensaba que llegaría tan lejos.