El Presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, es un hombre de récord. Posiblemente es el político más entrevistado en la historia de la televisión mundial. Son muy pocos los programas que no lo han tenido como invitado: quizás 'La Ruleta de la Fortuna', 'Los Lunnis' y la lectura de los números de la Lotería Primitiva. El resto parece tenerlo en el almacén de atrezzo de las cadenas, y lo van sacando para que le dé el aire. Precisamente, aire puro respiró mucho en el 'Mi casa es la tuya' de Bertín Osborne, grabado en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, una maravilla natural pero poco adecuada como hábitat de elefantes o jirafas, presentes en la zona como una especie de zoológico. El caso es que Revilla repetía (cómo si no) en el espacio, y los valientes que nos pasamos horas delante de una nueva perorata soporífera del de Polaciones sólo teníamos un aliciente: escuchar qué le tenía que decir a Osborne sobre su gran amigo, el huido, adúltero y codicioso Juan Carlos I.
Revilla todavía recordaba lo que Bertín le dijo en 2019 en otro encuentro: "cuidado con el emérito, que es mi amigo". Un año después, la montaña de escándalos del Borbón le han convertido en el blanco de todas las iras, y su colega de paellas no puede si no tragárselas todas. Quiera o no quiera. Revilla, que también se reivindicó como decepcionado examigo del monarca, le soltó unas cuantas, respetando eso sí la sensibilidad de su invitado. La más fuerte, llamarle "aparentemente chorizo. Si tenía cien millones y regaló 65, es que tiene muchos más. Ya sé que para ti es muy duro, pero que vuelva y que pague lo que debe. Y que los jueces no se acojonen". Un mensaje inequívoco al Supremo, que intentará salvar la inviolabilidad del emérito para que se vaya de "rositas". Sólo así, explica, el futuro de la monarquía estará asegurado.
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Bertín, "ver, oír y callar". Sobre todo porque Revilla no calla. Nunca.