Madrid palpita por la sesión de investidura de Pedro Sánchez. PP y VOX han llevado las protestas de Ferraz al Congreso de los Diputados. Afortunadamente, no hemos visto a Feijóo quemando contenedores en el atril del parlamento español. Se ha conformado en la violencia verbal, moral e intelectual, así como el espectáculo de patio de colegio. Las escenas del inminente líder de la oposición y de sus supporters hablan por ellas mismas. No vale la pena describirlo demasiado. Ya está. Pasará rápidamente a la papelera de la historia, como su orador.

Quien seguro que tendrá una paginita en la futura enciclopedia de la humanidad es otro orador. Bueno, orador. Cantante venido a menos, como su voz menguante, pero una pasmosa capacidad para agitar a las masas con argumentarios entre delirantes e inverosímiles. Miguel Bosé, sí. La tendrá, la mención, como artista de éxito, como icono pop de una generación. Pero también por el espectáculo mundial que nos regaló durante la pandemia del coronavirus. El desbarajuste de Bosé fue de tal magnitud que muchos se lo imaginan con el casco casero de papel de aluminio, sentado en la butaca de su mansión en México, acariciando un gato mientras contempla el ocaso desde la ventana con la mirada perdida.

Miguel Bosé / Telecinco

Aquella inflamación cognitiva fue disipándose a medida que “la normalidad” volvió a instalarse en la sociedad, con algunas réplicas intensas, más de un cabreo, más de un numerito en público. Pero después llegó cierta calma, solo perturbada por asuntos íntimos y familiares, como su conflicto con Nacho Palau y los hijos que gestaron por subrogación, las memorias, su vuelta a televisión y, recientemente, la cosa de los biopics, las docu-series y los asaltos. Ha mantenido la línea de no meterse en todos los charcos que encontraba por el camino, conteniéndose. Pero milagros, a Lourdes. Es imposible caminar perpetuamente por el alambre y no pegarse una leche. Miguel ha sucumbido a sus demonios internos y ha reventado. ¿Por qué? Por culpa de Perro Sanxe.

Pedro Sánchez / Europa Press

Bosé, el pijama, el sombrero de papel albal, el gato y el colacao están revolucionados desde hace días por el panorama político. Y este miércoles, con la sesión en marcha, se ha aflojado el bozal y ha pasado en la acción. Amenaza directamente a Pedro Sánchez con el refrán más clásico, ese que dice “arrieros somos (y en el camino nos encontraremos)”. Imaginen la escena, Miguel contra Pedro, chillando con un hilo de voz terrorífico, diciendo cosas fachas. “La traición se paga, y se paga pronto y muy cara”. Va sin frenos. Apoyo absoluto e incondicional a toda la gente que baja a las calles a pelear por su soberanía, su identidad y su país, siempre,” dice el patriota expatriado. Seguro que conoce a muchos de los que pasan por Ferraz, son muy de su cuerda. ¿Y la guinda? Una loa a Josep Pedrerol por lo que dijo a Pablo Motos en 'El Hormiguero'. El chiste se explica solito.

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