El show de Miguel Bosé con Jordi Évole todavía colea. La repercusión de la entrevista ha hecho que el tema salte de cadena en cadena: lo vimos en Teve.cat llorando, y en Telecinco lo humillan sin piedad. Bosé es patrimonio de todos: no por su trayectoria artística, si no por su declive. Se ha convertido en la caricatura de un iluminado al que se le han fundido las luces y conduce a ciegas por la vida. Y claro, zurrarle es un deporte nacional, incluso practicado por su entorno familiar. 'Sálvame' ha sido el escenario de la última ridiculización del plandemico, gracias a la intervención de su sobrino: Olfo (Roberto Salvatore), hijo de Paola Dominguín y hermano de la desaparecida Bimba. Olfo se prestó al juego desde el minuto cero con Jorge Javier Vázquez, imitando el comportamiento enloquecido de Miguel durante la famosa aparición en 'Lo de Évole': "quítate la mascarilla", gritaba impostando la (poca y extraña) voz del cantante.

Olfo Bosé imita a Miguel Bosé / Telecinco

Miguel Bosé / La Sexta

La relación entre Miguel y Olfo es pésima. Un buen ejemplo: Miguel prohibió que su sobrino fuera al funeral por la abuela Lucía por no practicar la religión católica. Pero la cosa viene de lejos: chocaron cuando lo acogió en su casa con 21 años. La lucha de egos era demasiado: el músico se enfadó mucho después de que Olfo le criticara por haber soltado un gallo durante un concierto. Su venganza tenía mala idea: según explicó la madre de Nacho Palau, le servía tostadas con paté de gato cuando iba a visitarlo. La víctima no le guarda rencor por aquella fechoría, pero porque le provoca lástima. Se ha mostrado sorprendido por las burradas que explicó a Évole. Más que sorprendido, incluso: "me preocupo. No ha dado una entrevista nunca y ahora... Le he visto siempre arriba y, ahora cuando baja, me parece humano". Una cuchillada en el corazón de Miguel, que se considera una divinidad.

Haz click en la imagen para ver un fragmento de la entrevista:

Olfo Bosé con Jorge Javier Vázquez / Telecinco

Miguel Bosé golpeando la mesa / La Sexta

Que bonita (televisivamente hablando) sería una guerra familiar entre los Bosé-Dominguín. No habría suficientes palomitas en todo el planeta para sobrellevar el espectáculo. Qué festival el de la prensa rosa en esta década, oigan.