La televisión es puñetera: si destacas y te haces famoso destapando las vergüenzas de los otros, tienes que ir con cuidado y cuidar cada paso hasta el extremo. Todos los "amigos" que has ido coleccionando hurgando a las vidas ajenas esperan que resbales para ajustar las cuentas y dejar que el karma actúe. Y a Miguel Frigenti, uno de los colaboradores más jóvenes de 'Sálvame', y que se ha ganado una silla fija en el programa de Jorge Javier Vázquez, los que le esperan con ganas son una verdadera multitud.
Ha tocado las narices, muchas veces acertadamente, a varios colectivos y personas individuales: influencers como Anabel Pantoja que estafan con productos de imitación, machistas que defienden a Antonio David, infractores de las medidas contra el coronavirus... es un hombre denuncia. Y ha acabado, precisamente, denunciado. Su siesta en el oasis de Telecinco se ha acabado repentinamente.
Frigenti ha celebrado el fin de semana del orgullo LGTBI+ en Madrid, yendo a una conocida discoteca de la periferia de la capital donde tenía lugar una fiesta de éxito, llena hasta los topes. Allí, de distancias de seguridad, mascarillas, gel y medidas contra el coronavirus, bien pocas. Cierto que las normas se han suavizado, y que miles piensan que esto ya ha acabado. No hay que explicar cuál es la realidad, claro. O quizás sí. La eterna batalla entre las normas y el sentido común, y que siempre acaba de la misma manera: mal. Miguel ha sido uno de los tertulianos más vehementes con aquellos que organizaban fiestas ilegales e irresponsables durante la pandemia, pero con el verano su listón ha bajado considerablemente. Y lo han pillado: quizás la suya no es la peor actitud, pero sorprende viniendo de dónde viene. El tuitstar Malbert le está zurrando públicamente a través de fotos y vídeos, en los que critica a Miguel y a su pareja. Hay que decir que los testimonios demuestran que se trata de Frigenti, sí, pero cuando no lleva mascarilla se encuentra en la zona exterior de la discoteca, mientras que la lleva en la pista de baile interior. Eso sí, ya saben: "por la boca muere el pez". Y está recibiendo.
El boomerang ha impactado en la cara del tertuliano, que no ha dicho absolutamente nada sobre esta polémica. Será que está descansando después de tanto desenfreno. Esperamos que dentro de unos días no tenga que quedarse en casa por algo peor. Por su salud, primero, pero también por la paliza que recibiría de sus detractores.