Han pasado 6 días desde la muerte de Mila Ximénez. Casi una semana en la que familia, amigos, colegas y seguidores han llorado a la periodista y tertuliana de 'Sálvame'. Su final, a pesar de que previsible por la crudeza del cáncer de pulmón que sufría, ha impactado a todos. Los homenajes a la andaluza se han ido sucediendo: en el tanatorio, primero, y en Telecinco, después, con ediciones especiales del programa de Jorge Javier Vázquez y otros espacios de la cadena. En todos ellos hemos visto un mar de lágrimas y recuerdos emocionados.
La vida, sin embargo, continúa. Y la familia necesita pasar página, cuando menos desde el punto de vista logístico. La realidad es la que manda: Mila ya no está
Este martes ha empezado el vaciado y la mudanza de la casa de Madrid, y los paparazzis han podido captar las imágenes de los operarios sacando sus pertinencias y cargándolas en un camión. Un operativo supervisado por su hermano Manolo, en el que hemos descubierto la herencia material de la sevillana. Tiene destinos y destinatarios diversos: desde Granada a Madrid, pasando por Amsterdam, donde reside su única hija, Alba Santana. Uno de estos objetos es un cuadro que hiela la sangre: una joven Mila retratada con su hija, muy pequeña, en el regazo. Conmovedor.
Otro cuadro es el que le ha dejado a uno de sus mejores amigos y compañeros de Telecinco. El cartelito sólo dice "Kiko": podría también tratarse de Matamoros, pero todo hace pensar en Kiko Hernández, con quien mantenía una relación muy estrecha. Enganchado en la parte superior del marco, encontramos un sobre de grandes dimensiones que lleva otro nombre. En este caso, no hay duda: Belén Esteban. El contenido es un enigma, pero permite comprobar que Ximénez la tenía mucho cariño. La serie de fotografías no nos permite descubrir más regalos de la tertuliana, pero a buen seguro que los habrá.
A pesar de las discusiones del programa y su intensidad, el núcleo duro de 'Sálvame' es una familia. Y como en todas las familias, las peleas formaban parte del día a día. Ahora bien, cuando toca decir adiós, todo se olvida y sólo queda el afecto y la nostalgia.