Hace un mes ya avanzamos que uno de los fichajes bomba de la parrilla radiofónica de nuestro país de cara a la temporada 2023-2024 lo protagonizó la maravillosa Mònica Terribas, que ha vuelto a Catalunya Ràdio para charlar una vez al mes con Roger Escapa en El suplement. Así, los catalanes podemos oírla este año por partida doble, además de en la tertulia de su gran amigo Jordi Basté en El món a RAC1. Mònica vuelve allí donde hizo El matí de Catalunya Ràdio, pero ahora los fines de semana y en conversaciones deliciosas que valen mucho la pena. En su re-debut, emocionó a los oyentes hablando de su marido, el técnico de radio Sergi Cutillas: "yo el último año de 'El matí de Catalunya Ràdio', por ejemplo, que lo hicimos después de un episodio de salud de él gravísimo, que estuvo a punto de morir, yo mantuve 'El matí de Catalunya Ràdio' porque sabía que si yo renunciaba, él pensaría que yo había renunciado por él. Y eso, él no me lo hubiera perdonado".
Ahora acaba de regalarnos la segunda entrega, donde ha hecho unas reflexiones que todos tendrían que oír, especialmente los que son padres y tienen hijos en edad adolescente, de aquellos (todos) que se pasan el día enganchados al móvil, los adultos en general (que también nos pasamos el día mirando la pantalla) o los que se dedican a la política en nuestro país, en particular. "Es evidente que los jóvenes toman ejemplo de nosotros", empieza Mònica. Y lo dice siendo consciente de que ella misma "tengo una relación muy intensa con mi móvil. A medida que nos hacemos mayores tenemos que saber qué grado de dependencia tenemos". Mònica también es profesora, hace treinta años que está en la Pompeu. ¿Cómo ha cambiado la actitud de los alumnos con los móviles?: "Desde que tienen ordenador encima de la mesa, su grado de atención es multifrontal, no se concentran solo en lo que tú haces: tienen el watsapp dentro, los juegos abiertos... Yo doy clase caminando y veo qué están haciendo". Terribas se plantea en voz alta si "nosotros como docentes estamos haciendo la interacción con la tecnología que capte su atención".
Y se pregunta en voz alta una verdad como un templo: "¿Cómo quieres que a los críos les digas que les prohibirás el móvil en las aulas y no nos hayamos planteado como sociedad que en determinadas actividades donde el nivel de concentración y la escucha tiene que ser muy grande, ¿no haya los móviles"?. Y pone un ejemplo paradigmático: "El Parlament, el Congreso y el Senado... ¿Los móviles de nuestros representantes públicos tienen que estar en sus manos mientras tienen que estar escuchando aquello que está pasando que contribuye a la construcción de los servicios públicos?". Y es que es imposible asistir a una sesión en uno de estos hemiciclos sin ver imágenes como estas, con la práctica totalidad de los diputados con los ojos clavados en las pantallas de sus móviles.
Diputados hablando en el atril y la inmensa mayoría mirando hacia abajo. Terribas también se pregunta si "es auténtico el discurso que pronuncia aquel político cuando sabemos que está intervenido telefónicamente por sus coaches, colegas, aquello que sale en la red, etc... Nos lo tenemos que plantear, porque no se nos ocurriría nunca que un cirujano entrara en un quirófano con el móvil y mientras está trabajando, tuviera el móvil en la mesa para ver si le entra un watsapp. ¿Verdad que es inimaginable? Los niños, si vieran que en el Congreso, Senado, los móviles se quedaran fuera, con unas bolsas selladas y después lo recuperan, estarían acostumbrados a la restricción lógica para concentrar el rendimiento". El rendimiento y el respeto. Porque tiene toda la razón. La imagen de los políticos es penosa. Mònica Terribas, una vez más, imprescindible.