Robin Williams no necesita presentación. El mundo entero lo recuerda como uno de los actores más trascendentales de Hollywood. Un maestro, no solo de la comedia, sino también en personajes dramáticos. Poseía grandes virtudes y muchos éxitos, así que parecía que su carrera no tendría un final. El 11 de agosto de 2014, desafortunadamente, se anunció su suicidio. El mundo entero lloró su muerte y a día de hoy sigue causando dolor. Lo que no se imaginaba es hasta qué punto afectó la muerte de esta estrella a la sociedad. 

Al suceder este trágico acontecimiento, se habló largo y tendido sobre las razones que habrían motivado a Robin Williams a acabar con su vida. La causa que más se señaló fue una fuerte depresión, así como se barajó la idea de que el comediante había retomado algunas de sus viejas adicciones. Los resultados de la autopsia ayudaron a despejar algunas de las incógnitas, el misterio de su muerte quedó más aclarado para muchos. 

Estando con vida, Robin Williams fue diagnosticado con párkinson. Realmente, la enfermedad que padecía y que convirtió sus últimos días en un calvario era la demencia con cuerpos de Lewy. Es una enfermedad neurodegenerativa, cuyo origen no está aclarado. Sufría de pérdidas de memoria, alucinaciones, episodios de ansiedad y otras alteraciones cognitivas que lo llevaron a un deterioro veloz y sin tener un tratamiento adecuado. A pesar de toda la conmoción que rodea su muerte, hay un fenómeno que se dio posteriormente. 

Las ideas suicidas se multiplicaron tras la muerte de Robin Williams

Un estudio de la Universidad de Columbia, publicado en la revista Science Advance, determinó ciertos aspectos que rodean la muerte de Williams. Se sospechó que algo pasaba en Estados Unidos, pues el aumento de pensamientos suicidas se elevaron demasiado. Había que determinar cuánto, pero sobre todo, ponderar el efecto de esta noticia. En el caso de otras celebridades que fueron objeto de este estudio y fallecieron con unos años de diferencia, las maquinaciones suicidas se multiplicaron por 500. Tras la muerte del actor, las ideaciones suicidas se multiplicaban por 1000. ¿Cómo saberlo? Por el número de llamadas a la línea de ayuda en caso de suicidio. 

Este fenómeno duró dos semanas, aproximadamente. No obstante, hay otro factor que debería causar gran preocupación, además de aquellos que consideran acabar con su vida. Hablamos de los que llegan a suicidarse, que es otro número nada desdeñable. Tras el suicidio del protagonista de Jumanji, según datos del Sistema Nacional de Estadísticas Vitales, las muertes por suicidio fueron el doble de lo normal. Pese a todo, no son suicidios en nombre del intérprete, se deben a múltiples causas. 

Entonces, reiteramos que estas muertes no se deben a que exista gran sensibilidad al publicar que un famoso terminó con su existencia. Las razones son más complejas y la solución no es dejar de anunciar que el suicidio existe ni deshumanizar los casos. El problema no puede ser únicamente del contenido de la noticia, sino de la forma en la que se expresa. Muchos medios promovieron titulares morbosos, hicieron especulaciones y usaron palabras que contribuyeron a crear situaciones negativas. El mundo se vio gravemente sacudido por la muerte de Robin Williams. La salud mental es un tema de mucha importancia y que conviene visibilizar para promover un cambio.