Nacho Cano es una institución del pop español, creador de Mecano y compositor de los grandes éxitos de la banda. Una estrella, especialmente en Madrid. Es un madrileño de postín, que dirían los castizos, con la Gran Cruz de la Orden del Dos de Mayo en la solapa. Se la concedió su ídola en persona, Isabel Díaz Ayuso, en un acto que rozaba el ridículo, si es que no lo superaba. Aquel discurso adulador a la presidenta de la Comunidad coronado con la genuflexión final, devolviéndole la medalla. A sus pies, señora. Pues bien, se habla más de su relación con Ayuso que de su música. ¿O eso parece, no?

Dicho esto, que nadie ose pensar que hablamos de una relación más allá de la admiración mutua. Y de negocios, ideas, propuestas... como construir pirámides de 30 metros como teatros. Todo muy loco, aunque no se llego a hacer. Va, eso sí, con los personajes. Ayuso, lo que haga falta para llamar la atención. Cano, por su parte, dobla la apuesta. Cuando aparece en escena, siempre hay jaleo. Es peculiar, estrañillo, pasado de vueltas. Por eso interesa.

Nacho Cano hace una reverencia a Isabel Díaz Ayuso / EFE

Nacho Cano, un hombre que no suporta la luz ni el sol

Y que es extraño lo explica con detalles tenebrosos un artículo de 'La Otra Crónica', y que empieza hablándonos de los famosos que se presentan en los photocalls con gafas de sol. Rosalia, Madonna, Almodóvar... No son los primeros ni los últimos, y cada uno tiene su justificación. Moda, publicidad, enfermedades o molestias, aparte del clásico porque me sale de las narices. Aquí aparece de sopetón Nacho Cano, que entra en esta categoría. Incluso va más allá, "no le gusta nada la luz del sol". Pero nada de nada, no exageran.

Nacho Cano / GTRES

La casa del creador de Mecano, un sótano a oscuras

Citan una fuente tan contrastada como "me cuentan", todo hay que decirlo, que Cano no bromea en su guerra contra el sol y la luz. Y no solo en photocalls y entrevistas, con las gafas puestas. Que sí, que sale de casa e incluso sin ellas, pero en todo aquello íntimo y que depende de él, negra noche. Sobre todo en casa: "Vive en Madrid, en la zona de la Plaza de Oriente, en un sótano con apenas ventanas-rendija en el suelo de la calle en lo que fue la portería de un edificio antiguo. Evita el sol todo lo que puede, entiendo que la luz eléctrica tampoco le hace mucha gracia, y le gusta vivir en penumbra, incluso cono las paredes pintadas de negro". Como si fuera una madriguera, una cueva. Así se entiende mejor el remate: "Que sepamos ahora no tiene pareja". Total, no se verían, pero aguantar eso...

Nacho Cano es muy de la penumbra / EFE

Nacho Cano, un buen caso para Carles Porta: que le ponga luz en la oscuridad.