De muestras de homofobia, en España van sobrados. Y no sólo por parte de gente anónima que cada día deja muestras de un comportamiento abyecto en su entorno, sino también por parte de personajes populares que siguen haciendo tufo de rancio cada vez que abren la boca. El penúltimo, un macho alfa de manual, un personaje siniestro, el torero Ortega Cano.

Ortega Cano i Arévalo (GTRES)

En Sálvame se han inventado hace poco una nueva sección. "Quiero dinero", donde se emplaza a los colaboradores a arrastrarse un poco más en el barro a cambio de dinero, con retos y preguntas vergonzantes. Uno de los que se ha sometido a esta humillación ha sido Antonio David Flores, que delante de la máquina de la verdad que tienen allí, como si fuera el aparato con más credibilidad del planeta, habló de Ortega Cano, suegro político muchos años del televisivo guardia civil.

Antonio David Flores (Telecinco)

¿Y qué dijo? Que el torero se le había insinuado en el Central Park de Nueva York, cosa que Ortega Cano ha negado por activa y por pasiva. Un Ortega Cano indignado llamando al programa para proclamar a los cuatro vientos su masculinidad a prueba de balas. Una masculinidad, como les pasa a muchos homófobos que van de tolerantes, mal entendida: "Dígale a Jorge Javier que yo soy un señor de los pies a la cabeza y que no me gustó ayer lo que hicieron con mi nombre. Por lo tanto, que no se acuerden de mí". Un señor de los pies a la cabeza. Se ve que para este personaje, que te gusten los hombres, o que puedas insinuarte a alguien del mismo sexo, no es propio de señores de los pies a la cabeza... Vomitivo. Y quien lo ha callado con un sopapo con la mano abierta ha sido Nando Escribano.

Nando Escribano (@nandoescribano)

Nando Escribano (@nandoescribano)

El presentador catalán ha respondido. Y de qué manera. Más explícito que nunca, le ha recordado una parte de la anatomía masculina que se encuentra, precisamente, justo en el medio, justo entre los pies y la cabeza que diferencian, para Ortega Cano, al que es un señor y al que no:

No se puede decir más claro. A ver si de una vez por todas, estos ejemplos de masculinidad con regusto de podrido que hay por España se guardan las frases penosas del Manual del buen macho y dejan de decir comentarios homófobos de una puñetera vez.