Hay un tipo de marco mental en España muy curioso. El de aquellos que se sorprenden cuando alguien aprende la lengua del lugar donde vive, trabaja y ama. Especialmente si este idioma es el catalán. Cómo es posible que lo hablen tan bien y que a sus ojos ya no sean españoles o españolas como el resto, si no algo diferente. Y diferente no quiere decir siempre bueno, más bien todo rezuma prejuicios y superioridad absurdas y cavernícolas. Con todo el respecto al diario 'El Español', autor de una entrevista a la actriz madrileña Natalia Sánchez, es eso lo que deducimos de un fragmento del texto que publican en su web. Una frase chirría: "Pareces catalana".
Sánchez es la mala de una nueva serie de Netlfix que levanta polvareda. Sí, porque 'Los Herederos de la Tierra' es una producción de TV3 con muchos actores locales, ambientada en la Catalunya del siglo XIV... y grabada en castellano. Después la doblarán para emitirla en la tele pública. Un sin sentido importante. Y una nueva muestra de cómo el catalán es castigado en sectores audiovisuales, incluso poniéndonos nosotros mismos la zancadilla. Hay actores de fuera de nuestro país que participan, claro, pero incluso así se podría haber tomado otra decisión. Porque estaban preparados para hacer exactamente lo contrario. La propia Sánchez, por ejemplo, como demostró hace unos días en La 2 en su desconexión catalana. Lo habla con fluidez y desenvoltura, da gusto.
Venir de la capital de España y de la meca del centralismo, y aterrizar en la pérfida Catalunya llena de 'separatas' y de gente que no habla 'en cristiano', es un viaje que muchos han hecho con normalidad, sencillez, interés y respeto. Por ejemplo, el entrenador del Girona Míchel Sánchez, o la propia Natalia. La estrella de 'Los Serrano' llegó para quedarse, para formar una familia estupenda con Marc Clotet y sus hijos Lia y Neo, para ser una más. Tan fácil como eso. Sin manías, ni dramas, ni supuestos espías en el patio del colegio ni cosas por el estilo. Estima esta tierra, esta gente, la cultura y la lengua. Y la ha aprendido. Aquí se acaba una historia que parecer hacer explotar la cabeza del diario por aquello que conocemos cono el 'tonito'. Ella, sin embargo, responde de forma sublime. "¡También hablo inglés pero no se ha contado tanto! Mi chico, Marc, habla catalán y a mí me apetecía aprenderlo. Surgió una oportunidad en Barcelona de interpretar Mucho Ruido y Pocas Nueces en catalán y le dije que quería prepararme. No me cogieron, pero me picó el gusanillo y ya lo he estudiado y ahora lo hablo".
"Pareces catalana", como si los catalanes tuvieran tres ojos, 5 brazos o fueran una atracción de feria. Y quizás los frikis son ellos, que no saben lo que se pierden. Sánchez les descubre la parte más romántica del catalán, ahora que estamos con las rosas de Sant Jordi. "A Marc le hizo mucha ilusión, con él hablo en catalán porque si no, no lo podría practicar. Me parece súper romántico, es un idioma que me resulta de lo más dulce. En cualquier sitio se piensan que soy de Catalunya, no hay piropo mejor". Visca la Natalia, ahora y siempre.
El catalán es un idioma de paz, de amor. También de lucha, porque sus ideales son legítimos. Que aprendan.