La pretemporada futbolística está a la vuelta de la esquina y los futbolistas aprovechan los últimos días de vacaciones antes de reincorporarse a sus clubs. Algunos no saben exactamente cuál será su destino, como es el caso de una estrella internacional que, ciertamente, no pasa por su mejor momento. Hablamos de Neymar: que el brasileño no continuaría en el París Sant Germain ya ni cotizaba, pero el sueldo estratosférico que gana en el Parque de los Príncipes y la llegada de Luis Enrique al banquillo podría hacerlo cambiar de planes. Con el asturiano ganó el triplete con el Barça, podría hacer un último baile en la Torre Eiffel a pesar del odio de los ultras. Serán semanas movidas, seguro que sí.
No crean, sin embargo, que a Ney le angustien estas vicisitudes. De hecho, sus preocupaciones son más bien escasas. Como crack mítico del Brasil, está en sintonía con el talante de sus colegas en el Olimpo: Romario, Ronaldo, Ronaldinho. Magia en el césped, desenfreno fuera de él. La juerga es innegociable, son auténticos virtuosos en la materia. Con Neymar no hay resacas, solo empalmadas. El fútbol empieza a ser secundario, la excusa para salir a celebrar u olvidar penas bailando, saltando, gritando e hidratándose. Jogo bonito.
Neymar y Vinicius de fiesta en Río de Janeiro
Estos días tenemos a Neymar en Río de Janeiro, entretenidísimo con los colegas y los toiss, las novias y los flirteos. No para. La agenda es completísima pero limitada al mismo tiempo: playa, fiesta, fiesta, casa, playa, fiesta. Y así. En una de ellas ha compartido algarabía con Vinicius Jr, el jugador blanco emblema de la lucha antirracista. Emblema, pero menos: sobre ataques a otros deportistas por temas raciales, ni una palabra. Como tampoco acortar las vacaciones para ir a declarar en su causa contra la afición del Valencia. Hay prioridades. Y un partido de baloncesto de la NBA en Miami (con Neymar al lado mientras a ti te ignoran, por cierto) o una noche divertida en una discoteca ganan por goleada. Dónde vas a parar. Así de contentos estaban hace unas horas Ney y Vini. Bien, uno más que el otro.
El estado perjudicado de Ney en fotos
Las imágenes que nos llegan del 11 del PSG son bastante explícitas: lo vemos perjudicado, eufórico pero tocadete. Le vendría bien un poco de reposo, aunque la palabra no exista en su vocabulario y menos si tiene fiesta y está en el Brasil. Sus acompañantes lo cogen del brazo para ayudarlo a mantener la verticalidad. Más por una cuestión interna que por de evitar que tropiece con los pantalones, horribles y exagerados, que luce en la instantánea. La mirada tampoco ayuda, parece perdido. Aunque si nos acercamos un poco, podríamos quitar eso de "parece". Y si no juzguen la escena, los gestos, las muecas. Ya sería mala suerte que saliera mal en todas ellas. Así es Ney de juerga.
Dicen las malas lenguas que podría volver al Barça. No haría falta. Y punto.