'Ni que fuéramos shhhhhhh' es el nuevo 'Sálvame' que, en una semana, ha saltado del circuito de internet a la televisión convencional. Un éxito para la productora 'Fabricantes Studio', el fantasma de 'La Fábrica de la Tele'. Un muerto enterrado por el divorcio agrio con Mediaset tras años de gozo matrimonial, con el cielo como único límite. Sin embargo, la relación se fue desgastando, como pasa en todas las parejas, y entraron en juego terceras personas. Gente como Borja Prado y Ana Rosa Quintana, decididos a convertir el grupo en la "cadena amiga" de la derecha carpetovetónica. Y eso implicaba matar 'Sálvame', 'Deluxe' y cualquier vestigio de su paso por la pantalla. La jugada ha salido fatal, porque Quintana está en falso, Prado ha caído, una nueva directora del ámbito de Pedro Sánchez se sienta en el despacho presidencial, Jorge Javier triunfa en 'Supervivientes', y Belén Esteban y compañía se meten cada día con ellos a las puertas de la tele. Finísima estrategia.
Hay alguna excepción en la purga contra Óscar Cornejo y Adrián Madrid, los cerebros de la factoría televisiva. Los programas de Risto Mejide, que han cambiado de manos pero se mantienen intactos, y después el 'Socialité' del fin de semana. El programa de María Patiño y Núria Marín, a las que echaron de malas maneras. En cambio, la cabecera, el tono y los contenidos que ahora presenta Maria Verdoy son una copia absoluta. Se suponía que también cambiaba de manos, pero nunca se ha acabado de concretar. Es decir, Mediaset mantenía el vínculo con la productora maldita, a la que incluso obligó a retirar el nombre de 'Sálvame' del nuevo formato de cotilleo en streaming que acaba de comprar TEN para su modesta oferta en la TDT. Este lío no lo entiendo nadie.
Sin embargo, un descuido acaba de volver a poner sobre la mesa la absurda situación contractual que une a Mediaset y 'Fabricantes Studios'. Descuido o fruto del toque cutre y casero que tan famoso ha hecho a los programas de Cornejo, desde 'Cazamariposas' a 'Sálvame'. Esta es la clave. Algunos de sus espacios se emitían en directo desde las sedes de la productora. Y no, no piensen en naves industriales. Qué va. Piensen en un piso, y basta. Allí cabía de todo: un plató, un control de realización, luces, redacciones, edición, documentación, maquillaje, lavabos, recepción, despachos, un office y un comedor pequeño. Incluso un sofá para las visitas. Y una planta. Así era la sede de Barcelona en el Poblenou, y la de Madrid, muy cerca de Mediaset, es una réplica. Bajo coste. Pues bien, miren esta imagen del directo de esta misma tarde. ¿Qué ven?
Efectivamente: es la misma oficina desde la que se hacen las conexiones con los redactores del 'Socialité', y que hace años que se ve en la pantalla. Pues bien, allí sigue intacto el cartel del espacio del fin de semana. Ergo sigue grabándose allí. El pacto continúa, a pesar de las turbulencias y la guerra abierta. El panorama se podría complicar, porque Telecinco quiere ampliar la oferta del programa, convirtiéndolo en un diario en Divinity. Es decir, podrían coincidir dos programas en directo en el mismo piso. A cuatro metros de distancia. El caos. Parece que Garmendia tendrá que llegar a poner orden. Ahora bien, Cornejo y compañía están animando la cosa. Se vienen cositas.