Las imágenes de las protestas fachas han sido el tema central del fin de semana. Allí se han visto y oído todo tipo de sandeces, atrocidades y shows nauseabundos. Las tropas de VOX han elevado la contaminación de las ciudades con emisiones nocivas de CO2 y de propaganda ultra españolista. Van tan fuertes que incluso alguien ha sacado vehículos militares, adornados con saludos fascistas. Todo envuelto en banderas españolas. Así son los libertadores de la revuelta de la derechísima radical.
El constitucionalismo a menudo fantasea con la idea de la rojigualda como elemento de cohesión. Lo vimos en manifestaciones antiindepes o de sindicatos policiales extremos en Catalunya, no hace demasiado tiempo. PSC-PSOE. VOX, PP y Cs, de la mano, bajo el mismo emblema. Ahora, sin embargo, su exhibición les divide. Porque en este grupo está ahora el blanco de las iras fachas. Ahora esto molesta, es malo, no "mola". Paradojas de la vida. Como la que señala el reportero y corresponsal internacional de TV3, Nicolás Valle, que lanza un reproche bien ácido.
Las amistades peligrosas son así: cuando te despistas, recibes. Era más fácil cuando el objetivo era otro.