La definición de culebrón la ha dado Vicent Sanchis al presentar el nuevo serial de las sobremesas de TV3: "No sabemos cuándo acabará". Tanto La Riera como El cor de la ciutat superaron los mil episodios. Laberint d'ombrss y Nissaga de poder rondaron los 500 y las dos primeras series diarias duraron sólo un año: Secrets de familia o la madre de todas Poble Nou. El círculo se cierra ahora que el protagonista del séptimo culebrón de TV3, Com si fos ahir, vuelve a ser el actor andorrano Marc Cartes, 23 años después de protagonizar Poble Nou.
Cartes se resiste a explicar su personaje, Andreu. Nos dice que es enfermero y buen tío pero que si explica más nos hará spoilers. Pero los once guionistas no han concebido la serie como una intriga de crímenes. Todo arranca con una muerte, igual que en Mujeres desesperadas, pero sólo es la excusa para que los amigos de instituto del difunto se reencuentren y recuperen el grupo. Los creadores de la serie rehúyen la definición de costumbrista y prefieren llamarlo dramedia. Que nos hará reír y llorar, vaya. No habrá crímenes, "de momento" dicen. También La Riera quería ser una serie de sentimientos y acabó con la mitad del reparto asesinando a la otra mitad. La voluntad es que esta serie dure "tres, cuatro o cinco años".
Marc Cartes es recordado sobre todo por el malvado por excelencia en un culebrón catalán: Salvador Borés. Con un estilete, quien era la pareja de Montse German, con quien vuelve a coincidir, se alzaba de la silla de ruedas donde fingía estar postrado. El titular de la entrevista podría ser este: "El personaje de Andreu es más difícil de interpretar que el de Salvador Borés". La respuesta describe hacia dónde va la serie diaria: hacia la sutileza y el matiz. Parece que nos tendremos que fijar tanto en los diálogos como en el subtexto. Las miradas dirán mucho. La de Cartes emana felicidad, con esta palabra resume su estado. Vuelve a hacer una serie que le permite salir del trabajo a las 3. "Las herramientas para hacer de Andreu las encuentras por el camino". Es un adulto separado de casi 50 años con un hijo, y tiene una fijación que , ojo, es spoiler: su hermano es el que muere en un accidente de tráfico en el cual no iba solo, y quien lo acompañaba lo dejó morir. Ya tenemos la primera intriga servida.
Los dos grandes cambios respecto de La Riera son la tecnología y la ubicación. Si la serie de la Sampietro ya daba un paso hacia la alta definición, su sucesora está registrada con cámaras de cine digital. La calidad de imagen de lo que vemos es enorme. Atrás quedan aquellas paredes de cartón de Poble Nou. La iluminación es esencial y aquí han puesto ganas. Los exteriores mostrarán una Barcelona menos de postal que la de Cites. De los vecinos de El cor de la ciutat y de la familia de La Riera pasamos al grupo de amigos. Sus problemas sentimentales y laborales, pero todo girará alrededor de cómo pasar las etapas de la vida. No mostrarán cómo matar a alguien sino cómo enamorar a alguien. Todo con el tono de Cesc Gay o de Carol López, pero cada día y después del Cuines.
Entramos al rodaje. La escena que graban ya indica que buscan un público adulto: Sílvia Bel está en la cama con un hombre, a ella le vemos los pechos, inéditos a las sobremesas de TV3. Su compañero quiere repetir el encuentro otro día y le dice "te llamo la semana que viene?. Ella le responde bajo las sábanas "ya te llamaré yo". Pam, portazo. Ella queda pensativa. Fin. Aplausos en las catacumbas del edificio de Esplugues donde se graba el séptimo culebrón de la historia de TV3. 25 ambiciosos minutos cada día, excepto el de estreno que durará 40. Será a las diez y media del once de septiembre. Mientras Catalunya celebra que es una nación, ocho amigos celebrarán que están vivos.