Olga Moreno y Rocío Flores son las grandes atracciones de una edición de 'Supervivientes' que enfila la recta final. Una concursa en Honduras, la otra la defiende en plató. Todo en medio, evidentemente, del huracán mediático provocado por Rocío Carrasco, que ha dicho basta y ha destapado las miserias de su hija, su exmarido Antonio David y la mujer de éste. No tiene que ser nada fácil estar en la piel de Moreno, con la que Telecinco se ha ensañado humillándola en más de una ocasión, jugando con su desconocimiento absoluto sobre las revelaciones de Rociíto. Tampoco lo es ponerse en los zapatos de la hija Rocío, por descontado. Ahora bien: no podemos decir que estén poniendo demasiado de su parte para bajar la tensión y calmar las aguas. Más bien, todo lo contrario. Lo ponen fácil con actitudes que las retratan como las villanas de la película.

Pequeños (y grandes) gestos como el que vivimos durante el último capítulo del reality. Olga ya había protagonizado escenas cuando menos reprobables y polémicas, pillada mintiendo, hablando a espaldas de los compañeros e incluso añadiendo gasolina al incendio de Telecinco. Pero traicionar a una amiga, robándole y mintiendo a la cara ha sido su resbalón más burdo. La víctima, la catalana Melyssa Pinto, con la que se suponía que tenía una gran relación.

Olga Moreno mintiendo en 'Supervivientes' / Telecinco

Hace pocos días el programa tentó a los supervivientes con una recompensa muy jugosa a cambio de un sacrificio personal. En el caso de Olga y Melyssa, el peaje era cortarse el pelo. Un drama para las dos, pero que finalmente permitieron para saciar el hambre que pasan en Honduras. La catalana recibió un tarro de crema de cacao como premio: un bote que disminuyó misteriosamente durante la noche. Cuando los redactores los interrogaron, todos rechazaron su participación, un clásico. Pero tenían la prueba: Moreno comía en la cama mientras el resto dormía. Finalmente la pillaron y la andaluza se vio en falso, como es natural. Pinto quedó decepcionada, y su amistad herida de muerte. En plató Rocío Flores la pifiaba: decía que era "indefendible", pero en vez de quedarse allí, acababa haciendo un alegato penoso: el resumen es que como Olga había dado apoyo a su amiga en el pasado, casi era un derecho birlarle lo que era suyo. Fenomenal. Justo lo que necesitaba sus maltrechas reputaciones para provocar el estallido de las redes y la audiencia, que las han masacrado. La crema de cacao, tan dulce y golosa, se convirtió en pura bilis. Y se la están tragando a toneladas.

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Olga Moreno y Melyssa Pinto en 'Supervivientes' / Telecinco

Pasar hambre es jorobado, sí. Algunos han robado comida a la organización para aliviar el trance. Mal, pero es comprensible. Ahora bien, hacerlo con tu gran aliada habla muy mal de ti. Y defenderla en estos términos es un suicidio mediático. El peor enemigo de esta pareja son, desgraciadamente, ellas mismas.