Omar Montes es un tipo peculiar. También un producto que disfruta de un éxito difícil de explicar. Como personaje del cotilleo, triunfó en diferentes realities de Telecinco, explotando su relación con Isa Pantoja, e incluso ganó 'Supervivientes'. Como referente social es mucho más discutible: testigos aseguran que no es el buen samaritano que vende por todas partes, hace ostentación de riqueza desmesurada y ha sido noticia por saltarse las normas contra el coronavirus en varias ocasiones. Por último, su vertiente como cantante de trap, donde el joven de Pan Bendito arrasa. Es así. Sus temas son de los más bailados, ganando (por lo que cuentan) una fortuna con sus conciertos. Incluso Bad Gyal colaboró con él, firmando una de las canciones más escuchadas y descargadas del último año: "Alocao".
Ahora bien, sobre la cabeza de Montes siempre planea la sospecha. ¿Es real, o sólo un espejismo con mucha suerte y una estrategia comercial muy efectiva? Opiniones, como siempre, las encontramos de todo tipo. Pero hay cosas que ni todo el maquillaje del mundo pueden esconder. Y una de ellas es que Omar canta fatal. Horrible. Vaya, que decir que canta es una osadía brutal. Apenas le alcanza para emitir sonidos estridentes y desafinados con su boca, porque ya después los técnicos de audio y el milagroso 'autotune' se encargarán de dejarlo todo medido por palmos. Hombre, cierto que ya imaginábamos que no era Pavarotti, ni siquiera Enrique Iglesias. Pero es que incluso los Milli Vanilli (los de mentira) eran los niños cantores de Viena. Un vídeo filtrado a través de las redes sociales desenmascara su gran mentira. Hace daño a los oídos. Una sangría.
Mientras que la grabación destroza los tímpanos del personal, Montes calla y observa el alboroto. Es un maestro sacando provecho de las situaciones más ridículas y estrafalarias. Su currículum lo avala.