Nueva temporada en La hora de la 1 después de que echaran a Mònica López del programa. La periodista catalana parece que incomodaba a según quien, y a menudo había protagonizado algunas entrevistas impecables y pertinentes que sacaron de quicio a los simpatizantes de partidos como Vox, especialmente, el día que se sentó en plató Rocío Monasterio y entre las dos no hubo, precisamente, un entendimiento demasiado cordial, por decirlo suavemente.
Monasterio diciéndole a López qué tiene que hacer o dejar de hacer, qué tiene que preguntar o dejar de preguntar. Hasta que a López se le han hinchado y le ha soltado una galleta con la mano abierta: "Las preguntas las hago yo, señora Monasterio".
Meses después, el panorama ha cambiado. En la silla de presentadora ya no está López, ahora está otro periodista catalán como ella, que lleva muchos años en la casa, Marc Sala. Delante, otro miembro del partido ultra, en esta ocasión, Javier Ortega Smith. Lo que no ha cambiado nada es la habilidad para tocar el violín y responder lo que les sale del moño para no hablar claramente de lo que pregunta el entrevistador.
Si Sala le pregunta por los ataques y la violencia homófoba, con casos brutales como el de Malasaña, en Madrid, donde un grupo de encapuchados asaltaron un joven de 20 años cuando entraba en su casa, le cortaron el labio y le marcaron la palabra "maricón" con un cuchillo en la nalga, Ortega Smith pasa de puntitas.
Ortega Smith la condena, "como hacemos con todo tipo de violencia", dice, pero añade un matiz, una nota a pie de página que ha hecho atragantarse a los espectadores que en aquel momento estaban desayunando. Porque el miembro de Vox atribuye una relación de causa-efecto entre la violencia (recordamos que Sala le ha preguntado por la violencia homófoba) y los inmigrantes.
Ortega Smith continúa con su altavoz para pasar a repetir uno de sus mantras habituales, hablando sobre violencia y sobre la procedencia de quien ejerce esta violencia. El presentador, aguantando pacientemente las soflamas, no así la red, que ha alucinado con el espectáculo que estaban viendo a primera hora de la mañana en la televisión pública española:
Estupor escuchando las palabras de Ortega Smith, aunque cada vez sorprende menos lo que suelta este personaje por la boca cuándo tiene un altavoz público, y estupor por parte de los espectadores con el presentador, por ser capaz de morderse la lengua y no decirle cuatro cosas para rebatirle más los argumentos marca de la casa del político de Vox... Veremos a quién entrevistan mañana miércoles. De momento, los ánimos de la audiencia ya están encendidos, y la semana sólo ha hecho que empezar.