Los últimos días estamos viviendo momentos esperpénticos en los intentos nada disimulados por parte de algunos de aniquilar, menospreciar y humillar nuestra lengua, el catalán. En Radio Nacional, haciendo bromitas sin puñetera gracia sobre El juego del calamar y cosas por el estilo. Un comentario de quien se cree muy ocurrente haciendo mofa de una de las lenguas que, por si a alguien se le olvida, es una lengua OFICIAL del estado.
Pero ya se sabe que en las españas parece que sólo existe el castellano. Ahora ha sido Pablo Casado el que ha dicho una nueva sandez preguntando delante de un atril: "¿Por qué a un médico, a un doctor en medicina, a una persona con la mejor capacitación para operar (por cierto, se hace más sangrante en la cirujía en la que el paciente suele estar, evidentemente anestesiado), bueno, pues tiene el requisito de hablar catalán y por qué, sin embargo, un catalán, un médico, puede ejercer la Medicina perfectamente en León?".
Desde tierra, mar y aire hay una serie de políticos que vomitan su catalanofobia a la mínima que pueden, sin tener en cuenta que a veces, antes de decir según qué, convendría mirarse en el espejo. Y al Estado español alguien les tendría que decir que lecciones, las justas, y que muchos que van denigrando la lengua catalana antes tendrían que pararse a pensar unos momentos.
Casado, grotesco, de Vox no hace falta ni hablar y ahora, la que ha hecho la meadita ha sido Ana Oramas, diputada de Coalición Canaria que ha atacado a Pedro Sánchez y el Gobierno en sesión parlamentaria, a cuenta de la situación en La Palma y el dinero destinado a la Ley del Audiovisual en un discurso lamentable.
"No se puede entender que haya dinero para darle a Netflix para que traduzca series al catalán, para dibujos animados en vasco en Navarra, y que no haya para la salud mental en La Palma". Chim pum. Uno de los que le ha respondido ha sido el gran Òscar Andreu, que lo ha hecho de manera sublime, recordándole a la tal Oramas algunos gastos que quizás había olvidado, pero que no la sulfuran, por lo visto, tanto como el doblaje en catalán.
Andreu dice que "NO TIENE PRECIO" el argumentario de personas como la diputada, que considera una muestra más de "Supremacismo de quien quiere que renuncies a uno puto 6% de tu lengua en Netflix porque hay gente con problemas en La Palma". ¿Y qué datos aporta, para que Oramas se las apunte en la libretita antes de volver a hacer el ridículo? Tres demoledores: "Submarino que no flota: 2000.000.000€. Instituto Cervantes (promo del castellano): 123.900.000€. Limpieza de la Zarzuela + 2 piscinas: 1.143.000€…".
La red aplaude el comentario pertinente y se abona: