No falla. No hay día en que alguien, con razón, alce la voz y se indigne por lo que ha visto, o mejor dicho, ha sufrido, cuando sube a algún transporte público de Barcelona. A menudo nos encontramos en las redes las confesiones de diferentes personas que estallan, hartas de vivir situaciones lamentables cuando suben encima de un bus o cuando se meten dentro de un vagón de metro de la capital catalana. A menudo, subir a uno de los transportes metropolitanos de Barcelona es una entrada a un mundo donde no sabes qué te espera cuando bajas las escaleras hacia el andén del metro o cuándo subes el escaloncito hacia el autobús. A menudo, lo que vivimos en un transporte público es francamente desagradable, ya sea con algunos pasajeros intolerantes y maleducados que se piensan que van solos y ponen la música a todo trapo, como le pasó a la actriz Estel Solé; ya sea por algún conductor perdonavidas que parece que disfrute viendo cómo llegas sacando el hígado a la parada y picas la puerta para que te abra, cuando todavía no ha vuelto a ponerse en marcha, ya sea por las deficientes condiciones de los metros o de los autobuses.
Aunque en la foto la vemos en un vagón de metro, hace unos días, la locutora, influencer y creadora de contenidos audiovisuales Juliana Canet, a quien podemos escuchar cada día copresentando el programa Adolescents iCat, estalló indignada por lo que le tocó sufrir cuando cogió un autobús en Barcelona, una ciudad que últimamente está viviendo una ola de calor con temperaturas que superan con creces los 30 grados, aunque todavía no estemos en verano. Pero algunos buses se piensan que todavía estamos en invierno y a la Canet se le calentó no sólo la cabeza, sino también el buche, diciendo en voz alta lo que muchos pensamos: "Hola TMB. ¿Tenéis previsto poner aire acondicionado en vuestros buses o eso estaré pagando casi tres euros el viaje por un horno con ruedas durante todo el puto verano? No tenéis vergüenza me vienen ganas de pinchar las ruedas de todos vuestros buses". Más claro no se puede decir. Y quien ahora se ha indignado de mala manera, por motivos diferentes, es alguien a quienes también podemos oír de vez en cuando en Catalunya Ràdio, pero también en 8TV y en otros espacios: Òscar Broc.
El irónico y finísimo colaborador, por ejemplo, de La tarda de Catalunya Ràdio o del Aruser@s de La Sexta, es un pasajero habitual de los transportes públicos. Coge a menudo el metro, y ya en plena pandemia puso el grito en el cielo al ver cómo iban algunos vagones:
Este comentario lo hizo en plena pandemia, pero ahora, mayo del 2022, aunque la situación ha mejorado claramente, todavía no está del todo superada. De hecho, aunque las mascarillas no son obligatorias ya en ninguna tienda o establecimiento, restaurante o local, sí que lo siguen siendo en los transportes públicos, unos lugares que aglutinan una gran cantidad de personas en el mismo espacio reducido, con las caras de la gente muy cerca los unos de los otros. Por algo será, pues, que siga siendo necesaria la mascarilla en sitios así. Ahora bien, lo que es indecente es que la obligatoriedad sea sólo para algunos. Y que cuando se ven según qué imágenes, las respuestas que se den sean, o bien nulas, o bien indignantes. Explica Broc lo que ha visto y vivido esta mañana: "Ni un solo turista con mascarilla en todos los vehículos habidos y por haber de TMB Barcelona. Hablo de mucha, mucha gente. Ni un solo trabajador o miembro de seguridad de TMB Barcelona que les diga que se la pongan. Barcelona en estado puro. Una broma de mal gusto":
Y tiene toda la razón. Certificamos lo que él apunta, porque también nos hemos encontrado con esta imagen. Lo que también es intolerable es que después de las quejas de algunos usuarios, las respuestas recibidas sean de traca. O como él mismo ha dicho al saberlo, "Vaya huevazos":
Barcelona, ciudad sin ley... y sin mascarillas en el metro... Eso sí, Barcelona, ciudad de turistas... Pocas cosas nos pasan.