Uno de los mantras del españolismo contra Catalunya es el de que se adoctrina a los chiquillos. Ya sea TV3, ya sea la escuela, los políticos o el tendero de la esquina: todos ellos forman parte de una conjura que sorber chupar el cerebro de nuestras queridas criaturas y convertirlos en independentistas endemoniados. Es como la gota malaya. Pero claro, esta banda es también una maestra en practicar la ley del embudo y la hipocresía más descarada cuando toca hablar de sus símbolos: la bandera, el himno, la guardia civil o una procesión de Semana Santa. En estos casos, "vale todo", porque|para que claro está: es lo que se supone a un buen español.
La muestra más elocuente, una imagen que circula en las redes sociales y que es absolutamente espeluznante. Un grupo de criaturas disfrazadas de 'picoletos' levantando un paso para honrar a la Virgen. No les falta detalle: tricornios, uniformes e incluso una pistola. En vez de la imagen de la Virgen, eso sí, encontramos a una muñeca: una pequeña licencia infantil en medio de un cuadro que hace llorar. Ahora bien, la representación explica perfectamente el marco mental que impera en muchas localidades españolas, donde la realidad supera a la ficción. La fotografía no ha pasado desapercibida, ni mucho menos. Y en Catalunya menos: hartos de soportar los ataques de la caverna, no se puede si no denunciar este pesebre disparatado. Uno de ellos, el presentador de 'La Competencia' de RAC1 Òscar Dalmau. Su mensaje es pura y mayúscula sorna: "LA ESCUELA CATALANA ADOCTRINA A LOS CHIQUILLOS". Las reacciones no se han hecho esperar.
España es fiel a sus tradiciones. Especialmente a una de ellas: educar en el "a por ellos".