El Tribunal de Cuentas es una mentira: ni es un tribunal ni sabe hacer las cuentas. No forma parte del Poder Judicial ni lo integran jueces. Es un ente del Ejecutivo para fiscalizar los gastos públicos. Está copado de militantes del PP y es un escándalo de nepotismo y endogamia: solo lo integran parientes y familiares de los que lo integran. Repugna. Pero existe para arruinar indepes. Ha publicado la lista de qué cantidad de dinero reclama a cada político y han hecho el ridículo con los cálculos. Se ha fijado un maniático del detalle, Òscar Dalmau:
Dalmau se ha fijado: reclaman a Oriol Junqueras casi 2 millones de euros: exactamente 1.981.475,02. En cambio a Carles Puigdemont le hacen un descuento: 1.981.474,47 euros. Son 55 céntimos de euro de diferencia. Dalmau ríe para no llorar: "Tribunal de Cuentas: ¿Por qué Junqueras tiene que pagar 55 céntimos de euro más que el president Puigdemont? Le reclaman un café de más que se tomó en la Delegación del Gobierno en Bruselas?". Debe ser café de máquina porque Bruselas es una ciudad carísima. El dato ayuda a entender el absurdo de la reclamación y cómo lo han calculado. A ojo.
La decisión del Tribunal de cuentas ya está tomada y el recurso ante la justicia ordinaria no permite ganar confianza. En Europa no se tragan las maniobras del PP para llevar políticos a la quiebra. Pablo Casado dice que el dinero de la Acción Exterior de la Generalitat era "corrupción". ¿Qué es corrupción, Pablo? Corrupción eres tú.