Pasan las semanas y el nivel cada vez es más alto. La gala 4 de Operación Triunfo dejó más claros que oscuros en una noche con actuaciones destacadas, tensión, expectativa y la tristeza final por el expulsado y los nuevos nominados. El primer punto era ver la actuación de los dos candidatos a abandonar a la academia: Cepeda y Thalía.

Un duelo donde los dos tenían piezas musicales, que a pesar de ser escogidas por ellos mismos, tenían una complejidad vocal importante. Cepeda con Dancing On My Own, cubrió uno de los déficits que más se le critican: transmite poco. El gallego, sin embargo, desafinó en algunos momentos, como le recordó posteriormente Noemi Galera. Thalía, con Cenizas de Malú, se comió el escenario cuajando su mejor actuación en el programa y protagonizando una de las performance más destacadas y aplaudidas de la noche.

Desgraciadamente para ella, su continuidad estaba en manos del público, que a la hora de votar puede tener en cuenta (y los tiene) otros factores. A pesar de estar musicalmente por encima de su compañero, Cepeda dispuso del 69% de la simpatía de la audiencia para quedarse en OT. La euforia no apareció por su rostro en ningún momento.

Te puedes ahorrar

El dúo de Raoul y Marina, que tenían que animar la gala con Dancing in the moonlight, dejó más frío que calor. A pesar de dar un buen nivel de voz, a ella se la veía especialmente incómoda con el baile y es una de las dos candidatas para abandonar a la academia. La otra nominada es Mireya, que junto con Ricky también tenía que animar el público con la canción más movida de la noche, Madre Tierra de Chayanne. El resultado no fue el esperado.

Destacaron

La actuación de una de las artistas invitadas, la eurovisiva Ruth Lorenzo, fue el preludio de de dos de las grandes favoritas para ganar la edición de este año. Amaia y Aitana cantaron Con las ganas de Zahara. Una canción que les ha generado problemas durante la semana, pero que una vez sobre el escenario, justificaron su firme candidatura para llevarse el programa.

El papel más difícil era para Nerea y Agoney, que con Symphony tenían un reto por delante que los podía alzar o hundir. A pesar de ser una de las interpretaciones que más ilusión despertó, Agoney estuvo ligeramente por encima de su compañera de dúo. Incluso, se atrevió a entonar cantando boca arriba mientras lo sujetaban los bailarines. De ella, el jurado dijo que sigue siendo "fría".

Lo mejor, para el final

Como pasó la semana pasada con City of Stars, el programa se quedó la carta de Alfred para el final. La interpretación de Amar pelos dois emocionó y rindió homenaje a Salvador Sobral, ganador de Eurovisión 2017, que actualmente está pasando por una delicada situación de salud por problemas cardiacos.

El único "pero" de la actuación (si es que tiene alguno) fue la excesiva imitación de Alfred de la manera de cantar y gesticular de Sobral, más propias de Tu cara me suena que de Operación Triunfo. Un hecho que pasó por alto. El catalán puso de pie a todo el jurado y fue escogido como favorito del público. "En tiempos de reguetón, tú tocas el trombón", frase que Jon Pérez-Orive dejó para la prosperidad.

Más seguimiento

El programa, que empezó un ilusionante retorno a televisión con una desastrosa gala 0, va de menos además con el paso de las semanas. El seguimiento en las redes sociales y en el canal 24H va creciendo exponencialmente y la última gala ha reguistrado un 17,2% de audiencia con más de dos millones de espectadores.

Veremos si la semana que viene estas cifras se mantienen. Quien no lo hará son Marina o Mireya, las candidatas a abandonar la academia.