Hay políticos que tienen muy poca memoria. O tienen memoria para lo que quieren, que viene a ser lo mismo. Pero alguien les tendría que decir que cuando aterrizan en tierras catalanas en épocas electorales, haría falta que no tomaran a los oyentes, espectadores o lectores catalanes por imbéciles. No hay que reproducir aquí todo lo que ha soltado por la boca el señor Pablo Casado sobre Catalunya, sobre los presos políticos, sobre los independentistas o sobre los que defienden el derecho a votar.

Pablo Casado (Efe)

Pero el líder del PP, esta mañana del martes, parecía un marciano. O quizás se ha pensado que los marcianos somos los catalanes. Entrevistado por Jordi Basté en El món a RAC1, el jefe de filas de los populares ha intentado arañar algún voto para su candidato, Alejandro Fernández. Pero ha sido más que eso. Ha sido un intento nada disimulado, incluso, burdo, de autoblanqueo, de presentarse en sociedad como un angelito envuelto en la senyera. Porque entre los mantras habituales, ha soltado alguna perla.

Pablo Casado (@pablocasadoblanco)

Ha dicho Casado que el 1 de octubre, "yo ese día era el portavoz y no comparecí en rueda de prensa. Yo decidí no salir a explicar lo que estaba pasando. Para serle sincero, porqué no estaba de acuerdo con los que decían que se estaba votando en unas elecciones homologables (porque eso no eran elecciones homologables) ni con los que decían que no se estaba votando porqué lo que se estaba viendo en televisión se tendria que haber evitado". También se ha llenado la boca hablando de su jefa de comunicación, "que es catalana", como aquello que hacía José Mª García, le ha recordado Basté, de decir que quería mucho a Catalunya "porque mi mujer es catalana y se llama Montserrat". Los oyentes no daban crédito:

Ánimo, quedan sólo seis días. Después no volverá a llenarse la boca de catalanidad hasta las próximas elecciones.