Va, una opinión impopular: no entendemos el éxito de María Pombo, ni la fascinación y éxtasis que provoca entre millones de personas de este planeta. La influencer es una de las estrellas rutilantes del panorama estatal (un término que le gustará demasiado a la aludida, claro que sí), pero no hay manera humana, mística ni extraterrestre de encontrarle un interés mínimamente potable. De acuerdo, seguramente podríamos decir lo mismo del 80% de sus colegas del sector, pero parece difícil encontrar a alguien tan creído, vacío, impostado y rematadamente aburrido como ella. Con un añadido que no podemos pasar por alto: su ideología facha, hipócrita y victimista. No hay manera.
El clan Pombo, sin embargo, va más allá de María. Tiene una hermana, Marta, que la supera en irrelevancia y petulancia. Al menos la María lo peta, el resto se conforma con las migajas que deja por el camino. Después tenemos al auténtico protagonista de este texto: su marido, Pablo Castellano. Un tipo con apellido y aspecto de mocasines pijos, más de derechas que el palo de la bandera, incluso camorrista por motivos ideológicos: fue uno de los causantes de los destrozos en un hotel durante el cumpleaños de Dulceida en Ibiza, en el año 2019. Una pelea con otro influencer, Oto Vans, que le llamó "facha", desencadenando una reyerta monumental. Lo echaron, por cierto. Desde aquel día, la relación entre Alba Domènech y la Pombo empezó a caer en picado.
Pablo, padre de los hijos de su mujer VIP, es uno de los concursantes de la actual edición del concurso de Antena 3 'El Desafío', que este viernes 5 de abril celebra la gran final. El programa de la productora de Pablo Motos (que ya se está arrepintiendo de haber fichado a Victoria Federica para el año próximo) y presentando por Roberto Leal, tiene que escoger un ganador entre Chenoa, el actor Adrián Lastra, la influencer Marta Díaz y el mencionado Castellano. Los cuatro tienen posibilidades, pero ya podemos anunciar que tenemos un ganador: no del concurso, sino de otro título algo más humillante. El suyo es el mote más ofensivo de los pasillos de Antena 3. Y los autores de la denominación son, precisamente, sus compañeros.
Motos invitó a los 4 finalistas a 'El Hormiguero', y allí saltó la bomba. Adrián Lastra y su pareja no soportaban a Pablo, y lo bautizaron sin demasiados miramientos. "Ameba": es decir, un protozoo, un parásito que vive en el medio acuático, y que en el peor de los casos puede provocar colitis y otras infecciones intestinales. Vaya, que vas directo al inodoro. La ameba se caracteriza por su ausencia de actividad motriz, para ser más objeto inmóvil que ser vivo. 'El Desafío' real era conseguir actividad por parte de Castellano. Ay, Pablito, vaya caricatura. La cara que le quedó, un poema. Saber que eres el hazmerreír de tus compañeros te deja de esta manera. María Pombo enfadadísima en 3,2,1...