Dicen que de casa sale llorado. Y meado. Y más cosas. También, a ser posible, se sale después de desayunar, comido o merendado adecuadamente. Cuando menos si eres alguien que trabaja en un medio de comunicación y eres una figura pública. Sí, de acuerdo, 'Sálvame' ha hecho mucho daño en este aspecto. En el plató de Telecinco hay una tradición: la de ver a sus presentadores y colaboradores zampándose todo tipo de alimentos: bocadillos, tuppers, aperitivos... El abanico es enorme. Esto nos ha ofrecido espectáculos tan edificantes como ver a Jorge Javier Vázquez, Anabel Pantoja o Kiko Matamoros con la boca llena en medio del directo. Pero que lo hagan no quiere decir que sea agradable para los espectadores. Y lo que sirve para la tele, todavía es más impactante en la radio.
Pilar Eyre, que sigue digiriendo la fantástica jornada de Sant Jordi en la que se hartó de firmar libros, ha empezado la semana como más de 750.000 catalanes y catalanas: es decir, siguiendo el programa líder de la radio, 'El Món a RAC1' de Jordi Basté. Eyre tiene una experiencia larguísima y riquísima en los medios de comunicación, y nunca ha osado caer en esta práctica. Por una sencilla razón: el espectador, al menos la gran mayoría de ellos, no la ven para verla deglutiendo y oírla haciendo ruidos guturales. Sencilla, sí, pero parece que, desgraciadamente, no tan común como sería deseable.
El protagonista y el causante de las molestias de Eyre es un expolítico de campanillas: Pablo Iglesias. El exvicepresidente del gobierno es uno de los fichajes estrella de la temporada de Jordi Basté y de otros medios. Y está muy bien que pueda ofrecer su visión de la actualidad, su análisis, su opinión. Pero hasta aquí. Dar sorbitos al café con leche juntoo al micrófono no entra dentro de esta categoría, seguro que no.
Quizás Iglesias ha llegado con el tiempo justo al estudio o vete a saber qué, pero en todo caso, la solución era fácil: o te aguantas hasta que acabe la sección, o sales del locutorio y haces lo que tienes que hacer. No es un ataque al personaje, faltaría más. Es a una actitud que está mucho más extendida de lo que nos pensamos. Eyre le ha dirigido un mensaje en las redes sociales. "¿No podrías desayunar antes de tu intervención? Esos segundos mientras apuras el café con leche se hacen eternos. Se te oye incluso tragar".
¿Recuerdan aquello del "café para todos" de la Transición? Pues bien: "para todos" los que no estén en directo en la radio. Gracias.