Pablo Urdangarin es el único miembro de la Familia Real española que se ha atrevido a vivir en Catalunya, territorio comanche para los Borbones. Este martes que Leonor vuelve a Catalunya por los Premios Princesa de Girona se hace más evidente el grave problema que tiene la Corona allí. Ni Felipe, ni Letizia ni sus hijas pueden poner un pie en Girona para evitar disturbios, vetos y prohibiciones, y tienen que hacer su acto principal cada año en Catalunya en un hotel perdido en Caldes de Malavella. En cambio, Pablo, el primo de Leonor, vive tranquilamente entre Sant Joan Despí, donde reside a un dúplex de lujo con piscina, Granollers, donde trabaja en el club de balonmano del municipio, y Esplugues, donde reside su novia Johanna. Es un pijo de Barcelona.
Pablo es, ya desde el nombre (nunca Pau) el prototipo de chico del Upper Diagonal de Barcelona, catalán nacido en la Teknon y criado en Pedralbes. Pero ahora con nuevas costumbres. En Barcelona ya no tiene mucho. No puede acceder a las instalaciones del Barça. Le quedan viejos amigos del Liceo Francés y la casa de sus tíos Urdangarin en el Putxet. Y cuando lo visita la infanta Cristina la va a buscar a su hotel habitual, el AC HOTEL VICTORIA SUITES en la calle Beltrán i Rózpide de Pedralbes. Allí es donde las cámaras pudieron captar una de las desconocidas excentricidades de Pablo, la manera cómo se despide de su madre, una infanta de España. Le dedica una despedida larguísima, lleno de símbolos secretos, surferos, la señal de la cruz en la frente y un beso en el dorso de la mano. Atentos al vídeo:
Una conexión especial con su madre, recién divorciada, traicionada por el marido, apartada por el rey, exiliada en Suiza y heredera de una fortuna de 900 millones. Pablo la protege con este ceremonial adolescente entre madre e hijo que les hace conectar de una manera rara, pública e íntima. Es excéntrico e hipnótico. Como Pablo. Su belleza evidente, rubio, alto, ojos azules y muy fotogénico, esconde secretos como esta relación con la madre y con otro gesto excéntrico con su novia. Johanna y Pablo se han escolarizado en Catalunya, en el Liceo Francés, y salieron hablando perfectamente tres idiomas, catalán, castellano y francés. El digital Vanitatis publica que Pablo y Johanna no hablan entre ellos ninguna de estas tres lenguas. Entre ellos, en la intimidad, hablan en inglés.
Con Johanna también tiene saludo con beso al dorso de la mano, y morreo cuando le dice "I love you". Una rareza de no hablarse en catalán ni castellano que se hace más evidente cuando están entre amigos. Todos castellanohablantes de Pedralbes y el royal hablando en inglés a su pareja. Un código secreto con Johanna. Pablo, una caja de sorpresas. Una excentricidad: un royal catalán.