Dos culebrones de famosos son los temas más comentados, destripados y manidos del panorama mediático. Son rupturas: la de Shakira y Piqué y la de Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler. Todo gira sobre este eje, las tertulias no hablan de otra cosa. El futbolista y la cantante ganan por goleada, pero la socialité y el Nobel peruano no se quedan atrás. Sobre todo porque la porquería que supura la herida ha tomado un tono escatológico y grosero que no casa con la presunta forma de vida de sus protagonistas. Vargas Llosa ya no es solo un escritor de renombre y un españolista recalcitrante, también es un señor de 85 años que no controla sus pedos, que no puede hacer despertar "la pichula" a pesar de su afición a las aventuras amorosas, que desprecia a su novia durante 8 años y ridiculiza a su hija marquesa Tamara Falcó. Tito Mario es un juguete roto de la jet set y la farándula.
El literato ha tomado una decisión: no dirá palabra sobre su ex, la Preysler. "Se vivió y ya está, vuelvo a mi casa con mis libros". Bien, también con su ex mujer, secretaría, confidente y bombera apagando sus fuegos, Patrícia Llosa. Hay fotos durante una comida en un exclusivo restaurante chino de Madrid, la cosa funciona. Vuelven a aparentar ser una familia feliz, ideal de la vida. Los 8 años de romance de revista del corazón con la reina del ramo han quedado como un episodio desagradable, casi onírico, incluso de realidad virtual. Quieren borrar su rastro, la detestan. Y viene de lejos: en 2015, cuando descubrió la relación con la Preysler, le escribió una carta intentando que se alejara de su hombre. Le dijo que solo era una más de las "20 o 30" amantes que habían pasado antes por sus brazos. No lo consiguió.
Patricia Llosa, la mujer de toda la vida de Mario, detesta a Isabel Preysler y a la prensa del corazón
El fracaso sentimental de la Preysler y Vargas Llosa es el gran triunfo de Patricia. Estaba esperando el momento de su venganza, y ahora lo está saboreando. Pero la repercusión de este romance frustrado la supera: se ha convertido en el blanco del cotilleo, especialmente por sus movimientos de aproximación y recaptura. El tema de la carta que medios como Lecturas aseguran que es totalmente verosímil ha provocado que toda la presión que acumula desde hace semanas reventara de forma violenta. Esta mañana, mientras los reporteros le preguntaban por este episodio, ha pasado a la acción. A las armas. ¿Cuáles? La que tenía a mano, el bolso. Como Margarita Seisdedos, pero sin un ladrillo en el interior.
El bolso de Patrícia Llosa, un peligro: a punto de zurrar a periodistas en el centro de Madrid
La furia de la mujer de 78 años, que luchó con todas sus fuerzas para evitar la separación y divorcio de su marido (sin éxito), ha sido colosal. Las dos personas de servicio que la acompañaban por el centro de Madrid no podían hacer demasiado para pararla mientras amenazaba con pegarle un coscorrón a los informadores. Fuera de sí, se muere de ganas de impartir justicia a su manera. Finalmente no lo consigue, pero mientras sube a la furgoneta que la aleja del lugar de los hechos se intuye su rabieta y frustración por no haber acabado el trabajo. Patrícia, la sheriff.
Vaya banda de VIPS, esta. VIPS, pero del Bronx.