Pau Gasol ya es leyenda. El pívot de Sant Boi, uno de los mejor jugadores de baloncesto de la historia europea y toda una estrella en los Estados Unidos, ha anunciado su retirada definitiva. Lo hizo durante una comparecencia en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, poniendo punto y final a la incógnita de si alargaría o no su trayectoria una temporada más en el Barça, el equipo donde despuntó para tocar el cielo en la selección española y la NBA. La edad, 41 años, las lesiones, diversas y algunas graves, así como su deseo de dedicarse íntegramente a su familia (su mujer Catherine McDonnell y la hija de un año Elisabet Gianna, presentes durante su despedida) han acabado por decantar la balanza.
Se puede decir que Gasol empieza una nueva vida alejado de las pistas, y que a partir de ahora disfrutará de mucha más libertad. Ya no tendrá compromisos contractuales que le impiden practicar deportes y actividades prohibidas como jugador profesional de equipos como los Lakers o el Barça. No habrá más celebraciones después de ganar trofeos y partidos, pero mirándolo bien, tampoco le hace falta: los ha ido coleccionando todos. Tiene de sobra y busca otras experiencias.
Medio mundo ha felicitado a Pau por su decisión, así como por su carrera deportiva. Uno de ellos es su hermano Marc, estrella también del baloncesto y que está pensando volver de EE.UU. y preparar su jubilación en Girona, equipo del que es propietario. Ambos han marcado una era en el baloncesto, y muchos de los éxitos de Marc tienen que ver con el camino comenzado por Pau. El pequeño lo sabe y se lo agradece al mayor, como es natural. Le ha dirigido unas frases en Instagram muy emotivas, recuperando la letra de una de las canciones más míticas del desaparecido Pau Donés: "Eso que tú me das, no creo lo tenga merecido. Todo lo que me das te estaré siempre agradecido. #GraciesTete". Lo más sorprendente, sin embargo, es el vídeo que acompaña al texto: Pau haciendo algo que nunca le habíamos visto hacer.
Una actividad de cierto riesgo y que hubiera puesto de los nervios a los propietarios y entrenadores que ha tenido a lo largo de su etapa en activo: cruzar un valle en tirolina. Parece que Gasol no ha perdido el tiempo y, desde el primer minuto como exjugador, recupera el tiempo perdido. Y si no es así, la grabación inédita parece una metáfora de todo lo que podrá disfrutar a partir de ahora, lejos de las restricciones propias de una superestrella que ganaba millones y millones por dejarse la piel y las rodillas jugando a baloncesto, y no por hacer multiaventura colgado de un cable.
Toda una vida colgándose de la canasta y marcando una época deja huella. Pau sigue buscando emociones fuertes desde las alturas.