Los famosos que se enamoran de famosos son fabulosos. Por ejemplo, el actor Quim Gutiérrez y la modelo Paula Willems. Tienen todo lo que gusta: fotogenia, éxito, profesionalidad y cierta vocación de ser observados. No solo cuando entran en un local, un restaurante o una discoteca, sino en las redes. Ya no quedan famosos de menos de 40 años sin Instagram. Algunos dicen que lo tienen rutinariamente, como Carlos Cuevas, pero todos pasan por el enderezador. Es un signo de los tiempos. Las agencias que tienen que buscar caras conocidas para cualquier proyecto, de cine, de TV, de publicidad, se guían por el número de followers. No solo, pero también. Eso hace que en las parejas de VIP se dé un divertido juego: quién de los dos es más famoso. Hay casos muy claros, como Shakira y Piqué, ultrafamosos pero ella más. El caso del actor catalán y la modelo andaluza pasa un poco igual, los dos tienen trabajos públicos, pero la TV y la edad, tiene 43 años, han hecho que en Quim sea más conocido.
La modelo de Granada es la que luce mejor la nueva fase de la pareja, la maternidad de Gael, su segundo hijo. Nacido a mediados de octubre, con un mes de vida el bebé sigue mamando del pecho de Paula. Un trabajo más dura que cualquier otra por una razón que Paula Willems pinta para aguar la belleza de la foto y escribe "24/7". Tiene que estar disponible para Gael todas las horas del día y de la noche cada día de la semana. Y así unos cuantos meses. La foto, en blanco y negro, es tan preciosa que Quim Gutiérrez no la podrá igualar nunca:
Un niño de menos de un mes de vida arrimado al pezón derecho de su madre que lo sujeta delicadamente con el brazo derecho. I Paula Willems sonríe, a pesar del esfuerzo, no dormir seguido, los llantos y cuidar al otro hijo, el Bru de 3 años. Hay muchas cuentas de Instagram de influencers, actrices, petardas, pero ninguno podrá recibir más likes que esta foto de una modelo y madre sonriente. En Gael no se le ve pero seguro: también sonríe.
Escribe el actor: "Gael 18/10/2024". No hace falta nada más, la sencillez de un padre que carga a su hijo no con un carret de bebé sino piel con piel, como un Koala, con un pañuelo lleva-bebés. Uno de aquellos fulars que sirven para enredar a la criatura pequeña en torno al torso del padre o la madre, enfocado hacia el pecho y que oiga|sienta el calor de la piel paterna o materna y los latidos del corazón, el sonido que lo ha calmado durante los nueve meses que ha crecido dentro de la barriga de la madre. Muy recomendable, muy íntimo, muy bonito. Quim no quiere mostrar la cara del pequeño Gael, como no lo ha hecho con su hermano mayor, Bru, o Bruno para su madre. Dos niños que serán un prodigio de fotogenia si nos atenemos a sus progenitores.