Paz Padilla tiene un problema: cada vez es más evidente que es tan buena o mala presentadora como humorista. Pueden interpretar la frase de la manera que quieran. Ahora bien, quizás el problema no lo tiene realmente la conductora andaluza de 'Sálvame' o 'La Última Cena', ya por muchas burradas que suelte en antena sigue ocupando una posición de privilegio en Mediaset (a pesar de Risto Mejide, sí). La de Cádiz, con todo el respeto, se cree que es muy graciosa. Y la mayoría a veces lo que provoca son llantos, pero de rabia e impotencia.
La incontinencia verbal de Padilla, expresada en chistes y costumbrismos repulsivos, es su tarjeta de presentación. Dejaremos de lado otros tipos de discursos, reflexiones y supuestas lecciones que reparte en televisión, libros y conferencias, porque eso tiene su capítulo particular. En todo caso, una cosa está clara: no tiene gracia. Sabe mal decirlo de una profesional, pero nada de nada. Y tiene a la audiencia, compañeros e invitados hasta las narices.
El festival del humor de la Paz tuvo una nueva función durante la última emisión de 'Sálvame'. Programa que, como todo el mundo sabe, está viviendo una situación inaudita, ahora que Antena 3 les está pasando la mano por la cara con teleseries y concursos. Las tácticas para recuperar el liderato no funcionan: por muchas supuestas exclusivas y bombas informativas que anuncien sin descanso, cada vez son menos los que se tragan la trampa. La desbandada es continua y, durante las últimas semanas, imparable. Y Padilla no parece el mejor remedio para detener la sangría.
La mejor muestra: la andaluza mientras Kiko hablaba de "bomba", no tuvo una ocurrencia más sensata que añadir la coletilla "de los afganos". Fantástico, ideal, muy adecuado y sensible. El 'cuñadismo' de Padilla con la restauración del régimen talibán y lo que supone para los civiles del país asiático, especialmente cuando hablamos de mujeres, es para hacérselo mirar. "Qué asco de tía" es de las cosas más bonitas que le ha dicho la red, que no deja de sorprenderse con que Paz tenga un micrófono en Telecinco. Mira que hay presentadores que causan rechazo en la cadena, pero en su caso nunca habíamos escuchado tantas veces las expresiones "que la despidan, fuera de la tele". Se la repiten cada semana.
Seguro que pronto pide disculpas muy compungida y "a otra cosa, mariposa." Pero ya van tantas sandeces que no, no cuela. Más pensar y menos llorar.