Paz Padilla es de Cádiz pero tiene una parte catalana muy íntima. Vivió durante años en Barcelona cuando trabajaba en Crónicas marcianas de Xavier Sardà en Telecinco pero la cosa catalana le venía de antes, cuando haciendo el programa Genio y figura, un show de chistes en Antena 3 que presentaba Bertín Osborne, conoció al maestro, Chiquito de la Calzada, que en aquellos años, finales de los 90, tenía un representante catalán, Albert Ferrer. Paz y Albert se enamoraron y vivieron juntos en Catalunya mientras el show de los marcianos duró. Se conocieron en 1996, se casaron en Premià el año 1998 cuando su hija tenía 1 año. El nombre y el apellido de la única hija de la humorista es catalanísimo: Anna Ferrer. El amor conyugal duró poco y la pareja se divorció el año 2003. Ahora veinte años después Albert Ferrer, al saber que Paz estaba en Barcelona firmando libros por Sant Jordi, la ha querido saludar y se han hecho una foto juntos con un mensaje precioso y una imagen de cómo pasa el tiempo. Así son ahora Paz y su ex catalán, Albert:
Foto juntos en la Plaza de Catalunya en pleno 23 de abril, día de los enamorados, abrazados, sonrientes, ella viuda, él no se sabe el estado civil porque mantiene el anonimato. El texto lo deja claro: "Qué bonito que vengas a verme. El amor que nos tubimos se convirtió en respeto y admiración 20 años después. Si eres feliz yo soy feliz. Si eres feliz ella (nuestra hija) es feliz. Gracias por decirme Te Quiero, hoy. Yo siempre te quise y siempre te querré". Delante de la FNAC de El Triangle, un lugar más barcelonés por Sant Jordi imposible. Todo el mundo que va a Barcelona quiere su foto de Sant Jordi en pareja e incluso los ex. A diferencia de la Madrid de Ayuso, donde asegura que no te chocarás con un ex, en la pequeña Barcelona siempre hay sitio para un ex de buen rollo. Paz y Albert, Cádiz y Barcelona, una hija que se llama Anna con dos enes y muchos libros vendidos. Nadie más puede disfrutar de una fiesta así.
Paz Padilla se deprimió cuando Albert la dejó porque se desenamoró: Él me dejó de un día para otro y yo lo pasé tan mal que no se lo deseo a nadie. Me dijo que se le había apagado el amor, pero yo estaba profundamente enamorada. Lloraba mucho, mañana, tarde y noche. Cuando venía a por la niña, me maquillaba y le contaba chistes para mostrarle que estaba bien, pero cuando cerraba la puerta me hinchaba a llorar otra vez. Estaba loca por este hombre y pensé que nunca más volvería a estar así por nadie. Mi exmarido dejó todo ¡eh!, también te lo digo... Después de un año yo le dije: O vienes a por las cosas, o ya está esto repartido". Veinte años curan las heridas.