La situación actual de Paz Padilla en Telecinco no es normal ni sostenible. La andaluza se ha abonado a una costumbre muy peligrosa: provocar la indignación y el rechazo más absoluto cada vez que presenta 'Sálvame'. Nunca ha sido ni la más acertada, ni la más comedida, ni siquiera la más oportuna con sus gracietas y opiniones de cosecha propia. Durante las últimas semanas y meses, sin embargo, supera los límites de lo que es comprensible y aceptable. No es que patine, es que se pasa veinte pueblos y genera verdaderos incendios en la opinión pública, especialmente en las redes sociales. Sí, todos sabemos que plataformas como Twitter no serían el paradigma del debate calmado y constructivo, pero es difícil construir nada positivo con afirmaciones como, por ejemplo, la que hizo la semana pasada sobre los abusos sexuales en la infancia, cuestionando si se tienen que denunciar o no cuando han pasado muchos años desde que se cometieran contra la víctima. Aquel día era Sofía Cristo, pero entre la audiencia seguro que había casos similares. Y su intervención sulfuró al personal al máximo.
Los defensores de la de Cádiz, e incluso los que no lo son, entienden que Padilla está viviendo una etapa complicada. La muerte de su marido Antonio Vidal, víctima de un tumor cerebral que mantuvieron en la estricta intimidad, fue devastador para la televisiva. En cambio, sorprendió a todo el mundo con su gestión del luto, aceptando la muerte de una forma radical. En vez de un funeral, hizo una fiesta. En vez de lágrimas, lo tomó con una sonrisa. Y todo así. Aparte de sorprendente, muchos lo encontraron envidiable, aunque difícilmente exportable a su concepción de la existencia. El problema fue que Padilla empezó a hacer proselitismo de esta actitud y ofreció lecciones morales que lo enturbiaron todo. Había abrazado una pseudociencia, la biodescodificación (denunciada por Risto Mejide), y parecía haber encontrado oro en el desierto. Sí, oro. De hecho, lo ha acabado por rentabilizar con libros, conferencias, teatro, etcétera. Un escenario que quiere rezumar normalidad, pero que en realidad ofrece signos de ser todo lo contrario.
La deriva de la presentadora la ha llevado a volver a meterse en problemas, y muy graves, a causa de la muerte de la madre de Isabel Pantoja y abuela de Anabel, colaboradora del mismo programa y que se tiene que casar hoy en la isla de la Graciosa, en Canarias. Un enlace que estuvo a punto de suspender por el deceso, pero que continúa adelante por la llamada de la cantante a su sobrina conminándola a seguir. El que no estará es Kiko Rivera, que no volverá al archipiélago después de su paso por la finca familiar de Cantora y su reencuentro con la madre, con la que mantiene una cruel guerra familiar. Anabel volvió al aeropuerto enseguida y ya tiene todo a punto para la ceremonia, a pesar del dolor de la pérdida y de la ausencia de su primo. En 'Sálvame' la criticaron acusándola de querer rentabilizar la muerte de la abuela, porque sin boda no hay exclusiva en la prensa del corazón. Y Paz Padilla se añadía a esta corriente repitiendo sus mantras: "Yo que entiendo la muerte desde otro prisma menos dramático, que bailé en la iglesia con el cuerpo presente de Antonio, que bailamos todos en la playa, fue un homenaje a él. No va a disfrutar de esa boda. Yo creo que lo que puedes posponer es material, se puede posponer el convite, la exclusiva en ¡Hola!. Es inhumano. ". También llegó a decir que las marcas le darían la espalda por comportarse de esta manera. Innecesario, más tratándose de la presentadora del espacio. Y la gota que hace desbordar la paciencia de los espectadores, que vuelven a pedir que la despidan fulminantemente.
Precisamente al respecto empieza a aflorar una teoría nada alocada: Padilla, que tiene proyecto nuevo en Mediaset con el concurso 'A Simple Vista' en Cuatro, podría estar buscando que la echen de un programa en el que nunca se ha sentido del todo cómoda, cuestionada, atacada y criticada cada tarde por una razón u otra. La hermana pequeña de Telecinco podría ser un entorno mucho más blanco e inofensivo para ella, aparte que 'Sálvame' es el último gran proyecto que le queda en la cadena, después de ser cesada como jurado del 'Got Talent'. Quizás sólo son suposiciones y elucubraciones, pero tiene sentido. Especialmente cuando repasas el histórico y la tendencia. Sólo va a peor.
Quizás le iría muy bien apartarse un tiempo de la tele y de la exposición pública. No tiene problemas económicos y puede "sobrevivir" una larga temporada fuera de circulación. Cada día parece más quemada, y la audiencia la espera con el cuchillo entre los dientes.