Los comunicadores, sea cual sea su campo, no son meros transmisores asépticos. No es nuevo ni criticable que expongan su parecer. Si no lo hacen, suelen reclamarse los porqués de no haberse posicionado acerca de lo que sucede en la esfera pública.Basta con ver el ejemplo de Laura Matamoros. Lo recogimos en EN Blau, pero aquí lo recuperamos para contextualizar. La 'influencer' aseguraba haber sentido miedo a expresar su opinión sobre el movimiento ultra que ha despertado el acuerdo para la inminente investidura de Pedro Sánchez. El motivo: no perder oportunidades de trabajo. Sin embargo y sin temores, acaba por concluir su mitin via 'stories' con un sonoro "¡viva España!". No podía faltar.

El resquemor que se nutre de una ley de amnistía que no gusta entre los unionistas. Los más iracundos han tomado las calles enfundados en rojigualdas y al son de ensordecedoras consignas infusas. Pretenden quién sabe qué cuando, si no hay giros de guion de última hora, ya hay una resolución clara de las negociaciones entre el PSOE y Junts. Y si apoyar un movimiento de estas características, con independencia de las ideologías, plantee la posibilidad de represalias laborales... Sí, puede que algo importante esté sucediendo. Es por eso que, a diferencia de Matamoros, son otros muchos los rostros que, desacomplejados, se han mostrado a favor de este particular estruendo callejero. La musa españolista María Pombo no se cortó un pelo y tildó a los independentistas de "gente que odia y quiere separar a España". Arévalo se dejó ver por Ferraz pilotando un ciclomotor y con una bandera de VOX atada al manillar para que ondee bien. 

María Pombo vía 'stories. / Instagram
Arévalo y su moto. / X

Una de las últimas reacciones al conflicto instalado en el escenario ciudadano ha sido la de Josep Pedrerol. El director y conductor de El chiringuito de jugones visitó, sin motivo expreso, El hormiguero de Pablo Motos. Entendamos que con las evidentes ganas de divertirse que el espacio de Trancas y Barrancas implora, aunque también terminaría manifestando sus pensamientos cuando el presentador le interpelaba aseverando que "el fútbol genera unas pasiones que no genera nada". "Últimamente, la política sí", respondía. Motos no se cortaba e indagaba en la forma de Pedrerol de leer el conflicto "como catalán"

Él, claramente en contra de la amnistía a los políticos con juicio pendiente por el Procés, se arrancaba sentenciando que "no me quiero creer que sea verdad (...). Me siento catalán y español. Los catalanes no somos insolidarios. Hay unos independentistas que quieren hacer parecer que somos insolidarios", para después cuestionar si el resto de parlamentarios socialistas "¿van a votar a favor de que Puigdemont y esos 300 no sean juzgados?". Dardos al presidente del Gobierno en funciones, al que acusa de mercadear "por siete votos" y lo invita, directamente, a "pensar lo que vas a hacer el miércoles o el jueves" ahora que todavía tiene algo de tiempo.

Pedrerol dice que "el conflicto había bajado, el independentismo había bajado en votos". No entiende por qué vuelve a hablarse del tema. Quizás sea porque el conflicto, relegado a un segundo plano, en realidad tampoco bajó tanto nunca.