Pedro Sánchez y Inés Arrimadas se han reunido durante más de una hora en el Congreso de los Diputados, pero el encuentro no ha ha cambiado nada en el tablero político. El PSOE sigue considerando como socio preferente a Unidas Podemos, mientras continua negociando con Esquerra Republicana de Catalunya para obtener los votos necesarios en la investidura y evitar unas terceras elecciones. El encuentro del candidato a presidente y la líder de Ciudadanos ha sido infructuoso y frío. Gélido, incluso, tal y como refleja la fotografía que circula por las agencias información. Y es que Sánchez no "ha comprado la moto" que le ofrecían los naranjitos, aquello de la gran coalición 'constitucionalista' con el PP (que tampoco está por la labor), una especie de exorcismo para salvar a España de 'rojos y separatistas'. Y el mejor ejemplo de la distancia entre ambos lo encontramos en su apretón de manos de manos.

Pedro Sánchez Inés Arrimadas EFE

No hay nada peor que dos personas que perpetran un apretón de manos como el de la imagen. Peor desde el punto de vista de la confianza que proyecta al espectador, claro está. Una mano floja, blanda, sin ánimo, que coge la de su interlocutor con cierto 'repelús', es el fiel reflejo de una relación que no fluye, de la que no saldrá nada provechoso, un trámite para quedar bien de cara a los demás, pero que retrata una pereza infinita y emorme desgana. Las redes no han pasado por alto la instantánea, con algunas interpretaciones magistrales, como la del escritor Quim Monzó, que imagina el (cortísimo) diálogo en esta situación incómoda. Lo hace con otra fotografía del mismo momento, pero que destila la misma ausencia de sintonía. El ingenio de Monzó, una vez más, ha animado la red, que ríe con ganas.

Quim Monzó ACN

La política son gestos, los gestos hacen política. Se mire como se mire, lo que desprende la escena es irrefutable: Sánchez y Arrimadas, hoy en día, son como el agua y el aceite. Mañana, o pasado mañana, vaya usted a saber...