Es muy probable que la idea no le guste mucho, pero el influencer, estilista y modelo español Pelayo Díaz se parece mucho más de lo que piensa a Lucía Etxebarria. No hablamos, sin embargo, de cuestiones de imagen, de estilo, de marcas, modelitos o similares, no. En este ámbito los dos están tan separados como Barcelona de Quito, Ecuador. En las antípodas. Pero en lo que sí coinciden ambos es en una preocupación derivada de las movilizaciones ciudadanas contra la injusta y brutal sentencia del Procés: los turistas que visitan la capital catalana, y que se ha encontrado de pleno con un pueblo ofendido, harto y que no calla su indignación. Pero en vez de ponerse a analizar qué es lo que está pasando en Catalunya, a Pelayo (curioso nombre hablando de este asunto) lo que le roba el sueño son otras cuestiones mucho más prosaicas, frívolas y que hablan del compromiso político de las estrellas mediáticas de esta era: los y las influencers, más preocupados por lucir marcas, viajar (gratis) a paraísos, ir de fiesta en fiesta y ganar dinero fomentando el consumismo que de ponerse en la piel de los otros. Bien, mirándolo bien si que lo hace. Su piel es la de los que le importa un rábano el atropello de un pueblo, una ideología y unas personas víctimas de una venganza de estado.
Imagínate ser un turista que ha ahorrado durante meses y estar hoy en BARCELONA 😕
— Pelayo Diaz (@princepelayo) 15 de octubre de 2019
No es la primera publicación de Díaz sobre la situación en Catalunya. Perdón, la situación en Barcelona, según su relato. El resto parece no existir. Tampoco, por lo que se deduce de sus manifestaciones, ningún agravio que explique el enfado de buena parte de la ciudadanía. Esto escribía en Instagram horas antes del mencionado tuit: "Me da mucha pena porque Barcelona es una ciudad que amo y que me trae muy buenos recuerdos. Nos perjudica por la idea de inseguridad a nivel internacional". A él le preocupan sus amigos internacionales, guapos y famosos. Los que se manifiestan no tienen glamour, claro. Y que el gran causante de este conflicto sea su querida España, tan 'cool' y tolerante, ni le pasa por la cabeza. Ya no es equidistancia, es tener una cara sideral. Las redes le han cubierto de gloria.
Pues lo mismo que en Francia o Hong Kong. No te jode, menuda payasada.
— Fíodoir Lucky Mac Tíre (@FiodoirMacTire) 16 de octubre de 2019
Son cosas que pasan en las dictaduras. A mi paso en Turquia. En Birmania en los 90...
— Victor Riverola (@riverolavictor) 16 de octubre de 2019
Has viajado poco.
— Kim Soler (@kim_soler) 15 de octubre de 2019
— Nahia Zrk (@_apatrida) 15 de octubre de 2019
Pues mire, mis cuñadas han estado 4 días y han estado bien distraídas.
— Bettina ���� (@Bettina2360) 15 de octubre de 2019
El turismo como paradigma.
— Vicenç Pagès Jordà (@WhistPlayers) 16 de octubre de 2019
Imagínate dejar de pensar en un momento en beneficio económicos y pensar en las personas.🤔🤔🤔
— aldea violeta���� (@SAGATXU) 16 de octubre de 2019
Yo fui a Paris cuando lo de las armillas amarillas sin saber q me encontraria alli cuando pasara todo y sinceramente no me enfade con ellos xq estavan reinvincado para mejorar su futuro y pais
— Flawless ♀️�������� (@larq_11) 15 de octubre de 2019
Imagina tener neuronas
— màrius críticus (@freakydeserie) 16 de octubre de 2019
Si el siglo XXI es de los influencers, estamos apañados. Al menos si todos son tan juiciosos como Pelayo. Qué influencia más lamentable.