Esther Doña, de 44 años, es uno de los personajes más inquietantes de la jet set madrileña. Famosa cuando el marqués de Griñón se casó con ella. Había una diferencia de 41 años de edad entre los cónyuges. Él era inmensamente rico. La familia de Carlos Falcó, cuando murió de Covid, no quiso saber nada de la tal Doña. Le pagaron lo que le correspondía por ley, el usufructo vidual que ella convirtió en cash: 400 mil euros. Su hijastra Tamara Falcó ni se habla con ella. La dejan por una trepa social, una cazadora de ricos. Cuando empezó a salir con el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz todo el mundo dudó de que duraran. Pedraz es poderoso pero no es rico. Y cortaron por whatsapp. Ahora la revista Lecturas da las claves.
Lecturas ha hablado con personas muy próximas a Esther Doña, pero mucho, y narra en exclusiva con pelos y señales las causas de la ruptura. Fue durante una fiesta privada en Ibiza el pasado agosto. Una mezcla explosiva: alcohol, prepotencia y clasismo: "Entrada la noche y después de algunas copas, fue la protagonista. No fue una sorpresa para los que ya habían sido testigos de sus ataques de ira. Le gritó a Pedraz 'Yo soy la marquesa viuda de Griñón y tú un simple funcionario'. Te aprovechas de que soy famosa para darte a conocer". Los amigos revelan lo que esconde la bronca: "Santiago no le daba a Esther Doña la vida que ella quería. Una vida de lujos. No era suficiente. Ella ha considerado siempre que un caballero es el que retira a su mujer". Una pesca-ricos madrileña de toda la vida.
El reportaje de Lecturas sigue revelando información tremenda. El juez la encerró en la habitación y cortó con ella a gritos. En el avión de vuelta le pidió que parara la portada de Hola donde decían que se casarían, no lo hizo y Hola hizo un ridículo histórico. Pedraz le devolvió todas las cosas y ella se quedó el anillo de compromiso que le había regalado. Llegó a pedir la mano de Esther Doña a su madre. Una vez asumida la ruptura, el mismo verano Esther Doña inició otra relación con un rico naviero, pero dentro de su yate volvió a explotar cuando le dijeron que compartiría camarote: "Yo soy la marquesa viuda de Griñón"!. La otra pasajera se acabó teniendo que marchar del barco.
Ya tuvo una pelea con Carlos Falcó después de una noche de vinos y alcohol que acabó en comisaría. La revista insinúa que Esther Doña tiene un problema con el alcohol: "Sufre ataques de ira especialmente en comidas y fiestas" donde corre el champagne y les copas. Y añaden "Su familia es consciente de los problemas del carácter de Esther". La frivolidad de querer ser una mantenida llega a su cima en un pequeño breve que da una información repugnante. En un pie de foto destaca la firma más importante de Lecturas, Pilar Eyre: "Esther, que presume de adorar a su perrita Chloe asegura a sus amigos que quiere desprenderse de ella porque es demasiada responsabilidad":
Una perra abandonada por una cazafortunas sin alma. Esther Doña. Un reportaje que servirá para hundirla socialmente.