Jorge Sanz tiene una dilatada carrera en el mundo del cine. Ha llegado a trabajar incluso con grandes artistas de la talla de Penélope Cruz y Javier Bardem. Aunque ahora su vida ha dado un giro de 180 grados. A sus 53 años, el actor tuvo que hacer una pausa en vida y acostumbrarse a hábitos más saludables tras sufrir un infarto.
El pasado viernes visitó de nuevo el ‘Deluxe’ y se sinceró con Jorge Javier Vázquez. "Me sirve para saber a qué estado no quiero volver, o cuál no quiero estar. Hace diez años tuve un infarto, pero fue lo más saludable que me ha pasado en la vida”.
El madrileño reconoce que ha vivido una juventud al límite. Le encantaba la fiesta y se enganchó a las drogas. Pidió ayuda para librarse de esas adicciones y se siente muy orgulloso de estar en el camino correcto. "El cardiólogo me dijo que era adicto. Es que parece que está mal visto pedir ayuda... estoy intentando librarme de ciertas adicciones. Estoy a mitad de camino", dijo.
La droga truncó su carrera artística
"Soy de la generación de los hombres no lloran y los problemas se los cuentas al camarero... y no tiene que ser así. Están ayudándome a conocer esta enfermedad, y conocerme sin sustancias de ningún tipo. Me han ayudado a entenderme... por qué hago las cosas... la gente lo que quiere es verte bien".
Cree que estas adicciones le han perjudicado en el trabajo y en sus amistades. "La gente no quiere trabajar con alguien que se droga o bebe. (...) Yo tenía una vida intensa, activa y con problemas gordos... y la gente no quiere eso. Cuando vives de cara al público, la gente no quiere ver tristezas, no quieren ver que estás luchando por conseguir un medicamento para tu hijo que lo pasa fatal, les da morbo que se haya muerto expareja, pero no quieren verte mal”.
Ahora mismo los suyos son su máxima prioridad. "Lo llevo bien, afortunadamente tengo mucho camino hecho. Ha habido parte que he guardado para esta época: tengo mi casa pagada, vivo con mi pareja, mis hijos, estoy más tranquilo, no estoy para vainas".