Día intenso en el Preguntes freqüents al analizar los hechos de los últimos días. Después de la tempestad (155, gobierno del PP, Catalunya en el punto de mira, presos políticos) no siempre llega la calma (adiós de Rajoy, cambio de gobierno, nuevos ministros de Pedro Sánchez). La composición del nuevo gobierno arrancada por el líder socialista quizás significará aires nuevos en la política de la Moncloa. Pero Pilar Rahola tiene la mosca tras la oreja y en el FAQS dio muestras de su desacuerdo con algunas decisiones.

TV3

Antes del programa ya iba calentita por las declaraciones de la preceptora del rey Felipe, la historiadora Carmen Iglesias en El confidencial, asegurando, entre otras cosas que la inmersión lingüística sólo provocaba mano de obra barata. El término escogido por la escritora para definirlo no podía ser más claro: vomitivo.

Después, ya con Laura Rosel delante, dejaba claro que algunas decisiones de Sánchez le habían hecho la misma poca gracia, especialmente las designaciones de Josep Borrell y Fernando Grande-Marlasca como ministros de Exteriores e Interior.

Efe

Su ira era del color del vestido rojo intenso que llevaba. Con un broche de una rosa. No del PSOE. Una amarilla. Sólo empezar ya le pregunta a la presentadora si "¿nos están tomando el pelo, Laura? ¿Están maquillando lo mismo de siempre para hacer ver que todo cambie y nada cambie? Dicen: 'diálogo'. Muy bien. Pues mira, a los vascos, Grande Marlasca, y a los catalanas, Borrell'":

Para la colaboradora, el 155 es un tema de Deep State, el estado profundo. Vaya, que es una medida de una estructura de estado:

Rahola, que por cierto se encontró en Cadaqués con el nuevo ministro de Cultura, Màxim Huerta, que se quiso 'invitar' a la paella que anualmente organiza a los veranos, cosa que no pasó, seguía muy enfadada por saber qué pasará con los presos políticos: "Ahora nos dirán que quizás pondrán intento de sedición... No, señores, lo máximo que pueden poner es desobediencia". Para no hablar de la figura del mayor Trapero, que le hace daño especialmente a Rahola:

Después, un buen amigo de Pilar dio una clase magistral de sentido común. Pep Guardiola fue entrevistado por Laura Rosel y aparte de hablar de fútbol, soltó algunas perlas que tendrían que hacer reflexionar a más de uno.

Con atención especial al 1 de octubre, cuando según el ex técnico del Barça, no hubiera pasado nada si aquel día no se hubiera jugado:

El entrenador del City sigue sin entender que Cuixart y Sánchez (y Rosell, por motivos diferentes) continúen en la prisión. No está de acuerdo con que se silben himnos ni se retiren camisetas amarillas y manifestó su simpatía por David Fernández ("mi ídolo"), de la CUP, y le envió un mensaje a quien se quiera dar por aludido en Ciudadanos:

El momento más emotivo fue cuando Guardiola recordó a su amigo Tito Vilanova:

Una auténtica lección de humanidad, de vida, de sentido común y de respeto. Escuchando a Guardiola uno no tiene ninguna duda que si quiere, cuando acabe su vida profesional en los banquillos, podría dedicarse perfectamente a la política: habla con mucho más juicio que muchos de los que se han sentado en la mesa del FAQS con Laura Rosel.