Por si alguien todavía va despistado por la vida y no lo tiene claro: Pep Guardiola es el mejor entrenador de la historia. Y punto. El genio de Santpedor no solo es el mejor porque cuando ves jugar a sus equipos se te cae la baba. También lo es, numéricamente hablando, por la gran cantidad de títulos que ya tiene en sus vitrinas. Y los que todavía le quedan. Pero es que si todavía hiciera falta algún argumento de peso más, solo hace falta que vean alguna de las masterclass que regala cuando deja que lo graben en el vestuario explicando tácticas o razonando a sus jugadores sobre el plan futbolístico a seguir. Y qué me decís de las celebraciones cuándo gana títulos (como aquella, puro en boca, cantando un tema de Oasis) o de las veces que pisa una sala de prensa, donde aparte de dar lección tras lección sobre de qué va eso del fútbol, donde además de responder con juicio, socarronería, intención y cultura, también ha protagonizado alguna rueda de prensa para enmarcar, como aquella donde bautizó a Moruinho de "puto amo". Pero Guardiola se equivocaba: el puto amo es él.

No saben los aficionados del Manchester City la suerte que tienen de tenerlo a él en el banquillo del conjunto skyblue. Y antes, la que tuvieron los del Bayern de Munich, y evidentemente, la que tuvimos los culés en los mejores años de nuestras vidas. Que el Pep Guardiola jugador acabaría siendo un genio de los banquillos lo sabía cualquier aficionado. Solo había que verlo jugar de mediocentro en el Camp Nou, cómo iba mandando y arreglando al equipo, con la pelota en los pies o haciendo gestos con las manos. Un espectáculo.

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Pep Guardiola, mandando ya encima del césped

Pep jugador era un auténtico crack, claro está que, comparado con lo que se ha convertido como entrenador, parece poco y todo. Pero era un futbolista estratosférico. Además, Guardiola tiene una ventaja con respecto a muchos colegas suyos: sabe hablar. Ha sabido siempre. Leído, culto, espabilado, rápido como hay pocos, con una mente privilegiada que no rehuía el cara a cara con cualquier interlocutor, y que cuando lo entrevistaban o iba de invitado a un programa, por joven que fuera, era una delicia y entraba al trapo como el que más, sin problemas. Como hizo cuando tenía 23 años y fue al recordado e inolvidable Un tomb per la vida de su amigo Joaquim Maria Puyal, uno de los programas más maravillosos de la historia de TV3, emitido en 1993, ahora hace treinta años.

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'Un tomb per la vida', 1993 / TV3
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Joaquim Maria Puyal en 'Un tomb per la vida', 1993 / TV3

Allí, la copresentadora le hizo un test rápido con algunas preguntas íntimas, como su número de teléfono, la talla de pantalones y camisa, qué coche le gustaría tener o si los futbolistas acostumbran a casarse de penalti.... Sus respuestas, rápidas y brillantes, son de traca. Un momento impagable recuperado por el programa Onze de TV3:

Por cierto, ¿saben quién empezó a trabajar en TV3 aquel año 1993 como coordinadora de vestuario precisamente en el programa Un tomb per la vida?... Cristina Serra, mujer de Pep Guardiola. Maravilloso. Pedimos desde aquí un nuevo tomb per la vida de Guardiola de la mano del Puyal, ni que sea solo por un día.