Vivimos la era de las fake news, de las noticias falsas. Están por todas partes, especialmente en Internet, un catalizador para las toneladas de porquería que se extienden sin control en las redes sociales. Ahora bien, no son nuevas: se utilizan desde que existen los medios de comunicación. Historia antigua, vaya. Una historia que conocen muy bien dos personajes del panorama mediático, expertos en información basura y que fueron pareja sentimental en el pasado. Remontémonos al año 1983, cuando la ahora reina de las mañanas televisivas, Ana Rosa Quintana, se casó con el corresponsal de guerra y actual propietario de Periodista Digital, Alfonso Rojo. Allí se forjó algo más que un matrimonio: una forma de entender y de manipular el periodismo. A Quintana le ha ido mucho mejor que a Rojo (gran 'lector' de EN Blau, por cierto), al frente de un verdadero vertedero de falacias, informaciones de dudosa verosimilitud y gusto, y mucha intoxicación ultra. Un digital que, por mentir, miente incluso con la identidad de sus redactores, como nos ha revelado El Diario.es.
Según la información del digital de Ignacio Escolar, 'Periodista Digital' tiene hasta tres periodistas fantasma en su redacción. Tres 'personas' con identidades y biografías falsas. Ni siquiera sus fotos son reales, sino que Rojo y compañía las compraron en un banco de imágenes, o incluso, las birlaron de Internet. Se trata de Ivan Rastik, Francisco Lorenson y Paula Dumas, tres personajes con nombres grandilocuentes y que 'firman' algunas de las novelas de este digital. Añadimos nosotros a Salomon Lush, experto en Casa Real, un tipo con nombre de botas de esquí. Si tenemos que escoger, diríamos que Lorenson es nuestro favorito. Además, son apuestos, atractivos y muy curiosos. Vaya, como que son modelos de Internet. La información revela un detalle para troncharse de risa: su aspecto responde a términos de búsqueda como "empollón guapo". Delirante.
La guardia pretoriana de este medio (y de otras causas indefendibles) han salido a explicarnos que se trata de seudónimos y blablabla. Seguro que sí. En todo caso, pensamos que la redacción del 'diario' tendría que rebelarse contra el desprecio de su 'capo'. Quizás no son los más guapos y guapas del mundo, pero Alfonso tampoco es Robert Reford. Y si la cosa va de nombres, hombre, tiene bemoles llevar el apellido Rojo y dirigir un panfleto ultraconservador. Quizás todo es más fácil, y la realidad es que Alfonso está más solo que la una en la redacción. Y claro, como que de periodismo más bien poco, se dedica a fabular y a inventárselo todo. Es el nuevo Julio Verne, pero en versión rancia y casposa.