Javier Negre pasa por ser uno de aquellos periodistas que parecen más agitadores y apagafuegoscongasolina que no alguien juicioso que hace su trabajo de manera comprometida. El ultra del diario El Mundo, colaborador de El programa de Ana Rosa y Todo es mentira tiene uno de aquellos currículums que avergonzarían a más de uno. Pero no a él. Él parece satisfecho enredando y generando conflicto. Él es la persona que publicó fotografías de los maestros anónimos de Sant Andreu de la Barca señalándolos sin que ningún juez los hubiera imputado. "¿Pedirás perdon por señalar a los profesores de Sant Andreu de la Barca, cuya causa está archivada?", le lanzó Gabriel Rufián durante una conexión.

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"Tú Negre ¿hablas de dianas? ¿Tú que pusiste caras de profesores en el periódico"?, le dijo también Pilar Rahola en otra conexión. Negre, de manera abyecta, le respondió: "Pilar, eras conocedora de los actos que se están preparando en la calle. No blanquees el terrorismo". Pilar Rahola abandonó inmediatamente la conexión con el programa ("Se ha acabado, me voy... es una indecencia"). No hay nadie con dos dedos de frente y un mínimo de dignidad que no condene los paripés que acostumbra a perpetrar el tal Negre.

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Hace de la tensión su modus vivendi. Evidentemente, no ha desperdiciado la ocasión de ir a las calles de Barcelona durante los disturbios de la pasada semana. Y en Cuatro ha expuesto los momentos tensos que dice que vivió durante los disturbios. Javier Negre dice que "sentí mucho miedo y pánico. Algunos radicales me habían identificado por los comentarios que he vertido aquí. Que me iban a arrancar la cabeza si no me iba. Me tiraron latas de cerveza, litronas".

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El periodista, a pesar de decir con la boca pequeña que "no son todos los indepes son radicales" se queja de que "se repetían los gritos de prensa española manipuladora. ¿De qué sirve condenar la violencia si algunos políticos como Rufián primero señalan a algunos periodistas? Yo podría haberme vuelto, pero mi arma será siempre la palabra y los artículos que cada día escribo en El Mundo". No hace falta que lo jure. Su abyecta 'arma' a menudo ha provocado dolor. Que se lo pregunten a los maestros de Sant Andreu de la Barca. Remacha el clavo Bea Talegón: "Hay que condenar la violencia a los periodista. Pero también la que ejercieron algunos policías con otros periodistas".