Ha sido la imagen del día y una de las más conmovedoras que se han visto los últimos meses. Y especialmente para muchos catalanes, incluidos sus familiares y amigos. Jordi Cuixart salía por primera vez de la prisión después de más de dos años. La cifra, en meses y días, todavía es más escalofriante: 27 meses. 822 días. El presidente de Òmnium Cultural es el primero de los presos políticos independentistas que ha podido disfrutar de un permiso penitenciario. La pasada tarde, sobre las siete y media, salía de Lledoners y subía a un coche en el exterior del centro y haciendo el símbolo de la victoria. Una imagen emblemáticamente sobrecogedora y esperada por muchos, ni que sea por 48 horas.

Efe

Después de cumplir un cuarto de la condena de 9 años de prisión que le impuso el Tribunal Supremo, Cuixart pasará el permiso sin ninguna agenda pública y estará con la familia disfrutando de cada minuto. Pero la imagen, por mucha satisfacción que genere en muchos de nosotros, no disminuye la enorme injusticia de la prisión. Ni tampoco ha hecho que los altavoces ultras de la caverna se ablanden un poco al ver que alguien como él pueda estar con su hijo nacido hace cuatro meses. Todo lo contrario. Todavía han sido más mezquinos que de costumbre.

Òmnium

Se lleva la palma el diario ABC, sencillamente repugnante. Escribe Jesús Lillo, sólo empezar su artículo de opinión: "Como la Guardia Civil ni está ni se le espera en la Catalunya del conflicto, Jordi Cuixart no pudo anoche celebrar como Dios manda -subido a un coche de la Benemérita, megáfono en mano y hecho un tarzán- su libertad de ida y vuelta". El texto pretende ser un ejercicio brillante de sarcasmo y se queda en una fácil y lamentable bromita sobre el coche. Se repite: "No se le ve con ganas de subirse, como un energúmeno, a otro coche del Instituto Armado. Incluso en la cárcel resort de la Generalitat, todo incluído, se aprende a canalizar la energía y apreciar el valor del mobiliario político". Hay que ser vomitivo para soltar tanto rencor en un momento como este.

@jcuixart

Un artículo miserable y encima, con errores de bulto: "la flexibilidad carcelaria de Lledoners ha permitido al cabecilla de la ANC estar al tanto de la perversión metodológica y la distorsión estratégica del procés"... 'El cabecilla de la ANC'. El periodista, por decir algo, tiene los papeles mojados. Igual que la decencia.