Después de la tormenta, parece que ha llegado la calma. Después del tsunami que supusieron las quejas de Peyu sobre un gag del programa Bricoheroes sobre sexo oral, la reina Letizia y su hija Leonor, con una sacudida en redes antes de emitirse el programa, con un Vicent Sanchis teniendo una conversación muy tensa con el propio Peyu en el programa Planta Baixa, y teniendo que responder en la comisión en el Parlament, el presentador catalán ha continuado con su trabajo y, de momento, no ha protagonizado ninguna otra polémica.
Pero denle tiempo, porque Peyu tiene la sana virtud de no callar, cosa que se agradece en este mundo de ahora donde todo es políticamente correcto.
El cómico continúa con su programa, con gags brutales y colaboraciones estelares de Quim Monzó y sigue haciendo radio al lado de Jair Domínguez en El búnquer o en El matí de Catalunya Ràdio con Laura Rosel. Pero que esté concentrado en sus compromisos profesionales no quita que cuando pasa alguna cosa a su alrededor que le llama la atención, la haga pública en las redes, donde tiene la sana costumbre de decir lo que le rota y lo que le sale del moño. Sólo faltaría.
Si una cosa caracteriza a Peyu es que no tiene pelos en la lengua y que dice en voz alta lo que opina, pese a quien pese, y a riesgo de que eso pueda generar un encendido debate entre sus seguidores y/o detractores. Es una rara avis que no se casa con nadie y que hace comentarios como el que acaba de verbalizar este martes sobre la lengua catalana.
Peyu ha estado esta mañana en un bar de Vic, probablemente tomando un café o desayunando. A su lado, en otra mesa, dos chicas universitarias. Están estudiando unos apuntes y al mismo tiempo, discutiendo sobre un examen de inglés que tienen que hacer. Pero lo mejor es el comentario de su vecino de mesa, un Peyu que alucina por lo que estaban diciendo. O mejor dicho, por cómo lo estaban diciendo: "No sé si aprobarán el examen pero la discusión la tienen en un catalán que no les tendría que haber permitido ni acceder a la universidad". Chim pum.
Inmediatamente, comentarios de todo tipo en la red. Alguien, incluso, lo bautiza como Peyu Virgili por su defensa encarnizada de su lengua, y Peyu reconoce que aunque "mi catalán es horrible", no dudará en alzar la voz cuando lo crea. Como ahora: "Soy muy permisivo. La prioridad es que la gente hable catalán, mejor o peor, pero había construcciones y castellanismos que no son consecuencia de un tono coloquial".
El resto de usuarios también ha dicho la suya:
Curiosamente, esta escena vivida delante de las narices de Peyu coincide con otra sobre la lengua que ha constatado el actor Biel Duran en otra terraza. Él, en la Diagonal de Barcelona, donde unos trabajadores de un centro comercial se quejaban en la mesa de al lado de que siempre les vienen muchos clientes hablándoles en catalán...
Si van estos días a tomar un café en una terraza, ya lo saben: en lugar de hablar de series seguro que escuchan alguna conversación sobre la lengua.