El culebrón de la negociación para la investidura de Pere Aragonès como President de la Generalitat de Catalunya ha vivido un episodio trascendental, ni que sea por las formas: Esquerra, Junts y la CUP han firmado un acuerdo de mínimos para desbloquear una situación cada vez más urgente. Quedan 14 días y el tiempo se agota: la paciencia y la confianza, también. Por eso cualquier acercamiento entre las partes es recibido con esperanza, aunque sus cimientos parecen débiles. Pilar Rahola es una de tantas catalanas que comparten el entusiasmo por la reanudación de las conversaciones, pero también de las que lo miran con distancia: "El gato escaldado huye del agua tibia. Sí, soy una gata escaldada, formo parte del gran número de independentistas que estamos quemados con la situación actual", ha dicho. Así empieza un nuevo 'Palabra de Rahola' que analiza el documento firmado por los negociadores de los partidos (gracias al papel conciliador de los cupaires), pero del que extrae una conclusión poco estimulante: "me parece pura retórica, papel mojado. Como decía Ovidi Montllor, no nos alimentan migajas, queremos el pan entero".
Rahola se dirige a los tres partidos indepes y habla con claridad meridiana: "Hagan el favor: en el momento crítico en el que estamos, cuando los partidos independentistas tendrían que estar intentando una coalición de gobierno (no hay manera de explicar por qué no gobiernan juntos, no quieren acordar sobre el exilio...), entonces se reúnen para firmar... un papel". Un papel que recoge 4 puntos básicos, sí, pero insuficientes y vacíos. Algunos de los enunciados la han alarmado, como "construir un muro de defensa de los derechos fundamentales y básicos". La escritora quiere más concreción: "¿cómo se construye este muro? ¿Sobre todo cuando los partidos políticos han desactivado la sociedad civil, cuando las dos grandes organizaciones, Òmnium y Assemblea, no están activando a la gente? Hablemos claro. Todo el mundo está callado y desmovilizado. Yo lo compro si me lo creo, pero es difícil creer según qué cosas". Tampoco le convence el tercer punto: el de "tomar la iniciativa y convocar una reunión de trabajo". Su ironía es demoledora: "¡Ah! ¡Alto! Ya me quedo tranquila. "Un grupo de trabajo para construir un gran acuerdo nacional para la autodeterminación." ¿Pero no lo teníamos ya? ¿No habíamos hecho el 1-O? ¿No llevamos a toda la población a votar masivamente? ¿Y aguantar como nos zurraban? ¿No teníamos un acuerdo nacional de que queremos un referéndum? Palabras, palabras, palabras". El repaso es implacable, y hay que escucharlo con atención. Como el final del vídeo: "no entiendo que con el 52% de los votos a favor de la independencia estemos en esta situación ridícula y patética, pero hoy ya tengo sensación de que me levantan la camisa. No nos tomen el pelo".