La causa catalana ha vuelto a jugar y ganar una partida muy importante en el ámbito internacional. Carles Puigdemont es un hombre libre en toda la Unión Europea. ¿Bueno, en toda? Excepto en el Reino de España, claro. El estado se sale de la armonía judicial de sus colegas por su manía enfermiza de perseguir y castigar a los díscolos independentistas catalanes. Y el exilio, con el expresidente y eurodiputado Puigdemont al frente, es la pieza más preciada de la cacería. El problema es que la escopeta del juez Pablo Llarena es como las de las ferias de fiesta mayor: torcida, tramposa y con balas de juguete. Por eso falla tanto y van enlazando un ridículo tras otro: el último, el que hemos vivido en L'Alguer y la Corte de Sasser.
Si España ha sufrido una nueva derrota, el independentismo puede celebrar la victoria en una batalla decisiva. Una vivida intensamente por la escritora Pilar Rahola, enviada especial de El Nacional.cat a la comparecencia de Carles Puigdemont, desde donde ha firmado crónicas imprescindibles y deliciosas. Una vez retornada a casa, y habiendo digerido emociones y hechos, puede compartir sus certezas. Es lo que hace en un 'Paraula de Rahola' que no se pueden perder.
En Cerdeña han pasado cosas muy importantes. Por ejemplo, "que otro país le diga "no" aLlarena. La prensa española dirá que sólo ha sido una suspensión, pero la realidad es que ha sido una colleja. ¡Italia te ha dicho que no, Llarena! Y le dijo que no Alemania, Bélgica, Escocia, Lituania, Suiza...". La lista crece sin control, y "los eurodiputados independentistas pueden ir por toda Europa sin ningún problema, invitados por todo el mundo como referentes democráticos del debate político... y sin embargo no pueden pisar ni Catalunya ni España. Pero el pescozón final será el Tribunal de Luxemburgo". Otra derivada que los defensores de la autodeterminación catalana no pueden olvidar: "L'Alguer representa el empoderamiento del exilio como gran motor de la lucha por los derechos de la causa, reforzando al presidente Puigdemont, que se ha conseguido en 4 años un liderazgo extraordinario, una voz fuerte y poderosa con la autoridad de poder hablar en nombre de Catalunya".
Todo es un éxito para la moral del independentismo. Porque "hablemos claro: no estamos acostumbrados a ganar. La resistencia siempre ha sido fuerte y determinada, pero ha sufrido mucho. El exilio nos ha dado muchas victorias y nos alimenta la moral. Se puede vencer a España. Europa es un territorio en el que se puede debatir, luchar y ganar. Como España está en la UE, habrá un día en el que le explotará en la cara la cuestión catalana. Bastan de estar sometidos, de servilismos, de derrotas y fatigas". Es una gran victoria en una gran batalla. "Y vendrán más"